Del 29 de mayo al 4 de junio el coordinador de escuelas se ha reunido con los directores pedagógicos de la inspectoría para conocerles, valorar el tiempo de trabajo a distancia con el alumnado y compartir algunas informaciones de cara al próximo curso.
Respecto de este tiempo de trabajo online, a distancia, en las reuniones se han destacado algunos aspectos.
En las distintas zonas de la inspectoría, tanto la incidencia del coronavirus como la reapertura de los centros, han sido diferentes; pero en casi todos se han constatado como tres momentos: un primer momento marcado por la nueva y desconcertante situación que se presentó y se suponía breve, el tiempo de organización y estabilización trabajando con las nuevas metodologías y el último momento, en el que se encuentran los equipos, de cansancio, tanto por parte del profesorado como del alumnado.
En este largo período, que ha sido nuevo para todos independientemente de los años de experiencia, han sido muchos los aspectos positivos y elementos de aprendizaje, pero no han faltado momentos difíciles y dolorosos
Entre los momentos duros se ha destacado lo siguiente:
El fallecimiento de algunos miembros de los claustros, así como de un buen grupo de familiares del alumnado, especialmente abuelos. De todos ellos se ha hecho memoria agradecida por su vida.
La no siempre fácil conciliación laboral del profesorado. Trabajar en casa con hijos pequeños no siempre ha resultado fácil, pero se ha hecho un gran esfuerzo para responder también a las propias responsabilidades laborales de la mejor manera posible.
El trabajo no ha sido igual con el alumnado de Infantil y los primeros cursos de Primaria que con los más autónomos de los últimos cursos de Primaria, de ESO y de FP, aunque aquí tampoco ha sido fácil el trabajo con el alumnado de los grados más industriales y con el de FP básica; entre estos últimos se ha notado más la brecha digital.
Las dudas ante la legislación tantas veces confusa y dejando la palabra, en último término, a las direcciones de los centros.
El agobio y el cansancio ante “tanta pantalla” han estado presentes en diferentes momentos de este tiempo de confinamiento entre el profesorado. Ha existido una “hiperconexión” y se va haciendo necesaria la desconexión.
Los aspectos positivos han sido muchos. Enumeramos algunos de los más repetidos en estas cinco reuniones:
La labor incansable del profesorado, su entrega desinteresada, su capacidad de acompañamiento y escucha al alumnado y sus familias y un largo etcétera que ha puesto de manifiesto la calidad, profesional y humano-cristiana, de nuestros educadores y educadoras. El profesorado ha estado trabajando a hora y a deshora. Se constata que este tiempo ha sacado lo mejor de los claustros y que ha habido un gran sentido de colaboración.
El camino de innovación ha dado su fruto. Después de algunos años, cada centro a su ritmo, trabajando en innovación y especialmente en el tema de la digitalización de los centros, en este momento ha resultado de mucha ayuda para continuar con nuestra labor docente.
Por todos los medios, incluso poniendo a disposición los recursos personales de cada educador, se ha intentado que ningún alumno o alumna quedase desconectado.
Las familias, por lo general, han agradecido el trabajo de acompañamiento y las numerosas y creativas propuestas que se han llevado a cabo para continuar con la labor docente.
Se ha puesto de manifiesto, también en esta situación, la pasión como educadores salesianos buscando el modo de contactar con el alumnado (incluso haciendo acompañamiento a chicos o chicas cuyos padres estaban aislados por el coronavirus).
Ha sido, por lo tanto, un tiempo de aprendizaje y lo personalizaban en tres ideas:
1. Hemos aprendido que en la vida es muy importante el cuidado de nuestras emociones.
2. Hemos valorado más la importancia del acompañamiento y del cuidado de las personas.
3. Nos vamos convenciendo de que la evaluación tiene que ser algo más que repetir contenidos.
Ante el próximo curso se abren nuevas oportunidades, no exentas de dudas, como puede ser:
1. La necesidad de reforzar emocionalmente a nuestros claustros, familias y alumnado.
2. El buscar nuevas maneras de trabajar en nuestros claustros y con el alumnado.
3. La incertidumbre de la vuelta al colegio en septiembre, a pesar de las experiencias de algunos centros que ya están volviendo a los centros con algunos cursos, pero siempre con un número reducido de alumnos/as.
4. La preocupación para el alumnado y las familias con mayores necesidades ante la falta de trabajo y otros problemas derivados de esta situación.
La valoración de estas reuniones por parte del coordinador ha sido muy positiva y los asistentes, además de compartir su experiencias, han podido reencontrarse y hablar con otros compañeros que han vivido su misma situación.
En definitiva, han sido muchas las horas de trabajo, muchas las ganas e ilusión que han puesto de manifiesto nuestra pasión educativa y, en muchos casos, una forma de reinventarse. Por eso, en sintonía con la nueva campaña de pastoral que se está preparando para el curso 2020-2021, estamos convencidos de que algo nuevo está surgiendo entre nosotros.