El Inspector invita a experimentar “la paz que Dios nos regala en Jesús Resucitado, para llevarla con nuestra vida, con nuestras actividades y obras, a quienes habitan nuestras casas”.
El Capítulo Inspectorial arrancó ayer, en plena Octava de Pascua, en la residencia de los PP Paúles de Salamanca. Durante la homilía de la Misa inaugural, el Inspector, Fernando García, se inspiró en el testimonio de San Pedro tras la Resurrección de Cristo para animar a los capitulares “a renovar las motivaciones, los deseos, los centros de interés que mueven realmente nuestra vida”. Poner a Jesús en el centro “es una cuestión capital”, recordó. El mensaje lo hizo extensible a los seglares, a quienes les transmitió, como el Resucitado a las mujeres, que no tengan miedo: “No temáis a las trabas burocráticas y normativas, a las quejas recibidas, a ser menos influyentes que antes, a tener menos recursos, o a llegar a menos actividades”.
“Jesús nos convoca en Galilea y nos envía su Espíritu para que nuestras comunidades crezcan en fraternidad, en comunicación, en unidad junto a Él, en una alegría serena que se expresa en los detalles cotidianos”, comentó el Inspector. Por ello, invitó a “renovar nuestra vida comunitaria, poniendo cada uno de nosotros todo lo que esté a nuestro alcance para cuidar con detalle la vida común a la que el Señor nos ha convocado”.
Recordando la acción del Espíritu Santo en los primeros pasos de la Iglesia y de la Congregación, García invitó a “seguir entregando hasta el último aliento de nuestra vida por los jóvenes a los que Dios nos ha enviado. Como Don Bosco, un día. Como Don Boscos, hoy. Os invito a ayudarnos unos a otros para saber encontrar los modos adecuados para ser en cada casa una presencia visible y creíble de que merece la pena ser salesiano y entregar a Dios toda una vida”.
El Inspector concluyó haciendo un llamamiento a salesianos y seglares a romper “cualquier atadura que genera dolor y nos impide vivir con alegría nuestra vocación”. Y expresó un deseo: “Que el itinerario creyente de aquellos hombres y mujeres que se encontraron con el Resucitado sea un estímulo para el itinerario creyente de cada uno de nosotros, de cada salesiano, de cada Comunidad Educativo Pastoral”.