Así lo afirmaba el Obispo de Zamora, Monseñor Fernando Varela durante la homilía de la Eucaristía de Acción de Gracias por la presencia salesiana en la ciudad castellana y por su marcha en este curso. Ese pedazo de paraíso lo han sembrado los salesianos durante todos los años vividos en la ciudad y lo forma la Familia Salesiana zamorana.
El día 29 de junio ha sido el día elegido para la despedida. En un ambiente emocionado y sereno, la palabra GRACIAS ha sido la protagonista tanto por parte de los Salesianos, como de la diócesis, y de los miembros de la Familia Salesiana de la ciudad.
“Si pensamos en todo lo sembrado por los salesianos en esta tierra, en esta comunidad parroquial, en esta universidad laboral, solo podemos tener una palabra de profundo agradecimiento. Vuestra disponibilidad, vuestro hacer la voluntad de Dios, vuestra entrega cotidiana y cercana, a los jóvenes, vuestra alegría, vuestro abandono en las manos del Señor, vuestra fe sostiene a esta iglesia y a esta comunidad, nos dan fuerza y me dicen todo el amor que nos tiene a cada uno de nosotros el Señor”, afirmaba el Sr. Obispo en la homilía.
Al cierre de la Eucaristía, en el momento de acción de gracias, tomó la palabra Eutimio Contra, Salesiano Cooperador. Representaba a toda la Familia Salesiana de Zamora para despedir a la congregación: “Más de 5000 alumnos hemos convivido con vosotros, por eso nuestra eterna gratitud para todo lo que nos habéis dado. En la certeza de que María Auxiliadora y Don Bosco no seguirán acompañando, nuestra eterna gratitud para todos”, afirmaba.
Cerró las intervenciones Fernando García, inspector de Salesianos Santiago el Mayor: “Tenemos que seguir siendo una familia para seguir respondiendo al anuncio del Evangelio. Gracias por todos los que han sido memoria viva de Don Bosco”.
Afirmaba que era un momento de despedir a una comunidad religiosa pero no un carisma. Reconoció la labor de todas las personas que han trabajado y se han implicado en la casa salesiana durante todos estos años. Y cerró su intervención con un símbolo y una promesa. “Os dejamos a María Auxiliadora y todos los 24 un salesiano de una comunidad cercana, de Salamanca, vendrá con vosotros a celebrar ese día, porque somos Familia y hay veces que la familia no puede vivir junta, pero sigue unida”.