Reflexión en torno a la ASCENSIÓN DEL SEÑOR

22 mayo 2020

Álvaro Ginel

Como en semanas anteriores, Álvaro Ginel sdb, propone una reflexión en torno al evangelio del domingo y la fiesta que se celebra.

Cultura religiosa
Lucas, en Hechos 1,3, coloca la Ascensión del Señor antes de Pentecostés, a los cuarenta días de la resurrección: “Apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios”. Les da recomendaciones y “a la vista de ellos fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista… El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo volverá como le habéis visto marcharse al cielo” (Hch 1,11). El lugar de la ascensión Lucas lo sitúa en el Monte de los Olivos. Mateo, por el contrario, en Galilea. Los evangelios canónicos incluyen dos breves descripciones de la Ascensión de Jesús en Lucas 24,50-53 y Marcos 16,19. La narración de la Ascensión más detallada está en Hechos 1,1-14.

En el relato de este misterio EN san Mateo (28,19-20), el Señor envía a los discípulos a proclamar y a realizar la salvación. En la narración de Marcos, Jesús sube al cielo después de hablar a los suyos de que vayan a evangelizar (Mc 16,9-15). Precisa que fue elevado al cielo y está sentado a la derecha del Padre (v. 19).

La Ascensión de Jesús es profesada en el Credo de Nicea y en el Credo de los Apóstoles. La Ascensión implica que la humanidad de Jesús es ascendida al cielo. La Fiesta de la Ascensión es una de las principales fiestas del año cristiano. La fiesta se remonta al menos al siglo IV, como es ampliamente atestiguado. La Ascensión es una de las cinco principales narraciones que el evangelio nos presenta de la vida de Jesús; las otras son: el bautismo, la transfiguración, la crucifixión y la resurrección.

En el Rosario, es el segundo misterio glorioso: la ascensión.

En la tradición española un refrán decía: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”.

Ascender: “Subir de un sitio a otro más alto; adelantar en empleo o dignidad”. Hay frases como “Me han ascendido”, “He ascendido”, “Estoy trabajando duro a ver si me ascienden…”,van unidas a honor, poder, mando y dinero. En la liturgia, los cristianos no tenemos para nada estos significados. Más bien hablamos de “cumplimiento” en Jesús de un plan propuesto por su Padre. Jesús vuelve al lugar del que bajó o salió, llevando ahora su realidad resucitada de persona humana unida a su divinidad. Celebramos una ausencia que es cumplimiento-perfección de la vida de Jesús, sentado junto al Padre, que lo tenemos allí y que nos ha dejado una tarea: evangelizar, y una promesa: estar con nosotros hasta el final.

Para la vida cristiana es un misterio que nos hace ser realistas: la tierra que pisamos, donde hacemos la vida, no es destino definitivo, pero sí que influye lo que realizamos mirando al cielo: el cristiano pisa tierra sin dejar de mirar al cielo, donde está el Señor; y hacemos presente al Señor en la tierra con nuestro “vivir cristiano”, con nuestro anunciar su Evangelio.

Evangelio según san Mateo (28,16-20):

Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

COMENTARIO:
Contexto. En la aparición a las mujeres que Mateo narra, Jesús les dice: “Id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán” (Mt 28,10). La continuación es este relato.

Fueron a Galilea. Galilea se convierte en el campo de misión. La elección del lugar de despedida elegido por Jesús tiene su significado, como lo tiene para nosotros cuando invitamos o reunimos a los íntimos en tal sitio. Para Mateo, no para Lucas, todo comenzó en Galilea (Mt 4,12) allí son llamados los discípulos y allí son reunidos para la despedida. En Lucas se les prohíbe salir de Jerusalén (Hch 1,4). No estamos ante una precisión de lugar histórica, sino ante un hecho que las comunidades de Mt y de Lc, diferentes, saben leer. Mt insiste en que el anuncio comienza (allí los llama Jesús) y desde Galilea parten a los paganos. Mt nos hace soñar en que cualquier sitio, por muy pagano que sea, es lugar donde Jesús nos puede reunir e invitar a que anunciemos el Reino.

Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. En el grupo que va a Galilea, obedeciendo a Jesús, hay de todo. No ha venido el Espíritu. Los evangelios no tienen reparo en decir que a los testigos de la resurrección les cuesta creer en la resurrección. “Es el misterio grande de la fe”. La fe supone siempre un salto en el vacío: pasar de tener a Jesús como “colega” de viaje a confesarlo, de pronto, como Resucitado, como realidad nueva. No les resulta fácil. Como nos pasa a nosotros que decimos de otro conocido: “Aún no me hago a la idea de que seas…, de que te hayan ascendido tanto”. Algunos de los suyos “no se hacen a la idea”, = no creen en él del todo. Estos discípulos que dudan nos consuelan mucho porque son muchos los cristianos que dudan, que aceptan a Jesús como maestro de doctrina sublime, pero no como Dios y Señor. Este paso solo se da en fe. Y no es obra de nuestra lógica, sino gracia que recibimos y paso que damos de confianza en Dios.

Jesús revela que se le ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Esta afirmación es el condensado de lo que el Padre ha hecho en Jesús. Cuando decimos: Resucitado o Señor, estamos diciendo: el que tiene todo poder en cielo y tierra. Esta es la razón por la que puede hacer lo siguiente. No es un capricho. Es un fruto de la resurrección. Es lo que Jesús quiere que realicen de ahora en adelante los suyos. Que el mundo se sienta sin Jesús, como sin Jesús se quedan los suyos, no quiere decir que el mundo se quede abandonado de Dios, sin personas que hagan lo que Jesús hizo: anunciar y hacer discípulos. No dice “haced alumnos”. En el cristianismo, discípulo se refiere principalmente seguidor de Jesús. Seguidor es el que entabla relaciones con el “maestro y Señor” y vive como su maestro. El discípulo de Jesús aprende tratando y viviendo con Jesús, escuchado siempre al Maestro. No aprende en un tiempo escolar y ya está. Tiene tarea siempre: estar con el Maestro y aprender de él. Jesús siempre tiene una nueva lección…

Id, haced discípulos, bautizad. Donde haya una persona, es lugar de anuncio. La realidad de este mundo es la realidad donde hay que evangelizar. El límite de anunciar a Jesús es el límite que la geografía tiene. Esperar activamente al Señor es anunciar a Jesús. La promesa: estaré con vosotros, todos los días hasta el final de los tiempos. Jesús se compromete con los suyos para que puedan sentarse a su lado. Y es a la tierra donde promete volver. Lo que pasa aquí es lo que interesa a Dios y donde los discípulos pueden de verdad ser discípulos. Es gran consuelo. El tiempo de ausencia de Jesús (hasta que vuelva) es tiempo de tarea de evangelización: hacer discípulos.

LA ASCENSIÓN PARA EL CREYENTE DE HOY

Este mundo nuestro es lugar de Dios y hacemos visible a Dios los que creemos en él, los que estamos en el mundo. Este mundo es “nuestro trocito de mundo” que repercute en todo el conjunto.

Jesus se va y nos deja tarea. Como hace siempre, Dios deja tarea, pero no dice cómo realizarla. O sí, lo dice. La metodología de Dios no son métodos, sino la forma de vivir que llevemos. Eso anuncia a Dios.

No hay rincones “sin Dios”. Si los hay, es porque allí no ha llegado aún un creyente.

La evangelización nace de la fuerza de la resurrección. No es celo que tenemos; es el celo que Dios tiene de darse a conocer a todos y del que nos hace partícipes.

Nuestra tarea está dentro de la tarea dejada a la Iglesia. Lo que hacemos se conjuga en plural: Id, haced, bautizad…

Estaré con vosotros. Las soluciones a los problemas posibles de anuncio de Jesús tienen que contar con la presencia del que promete estar presente. La tarea no es nuestra, es “delegación recibida” del mismo Resucitado. Nos podemos sentir solos y abandonados. Pero la verdad es que no lo estamos. Dios es fiel.

YO ESTOY CON VOSOTROS

Cuando brilla el sol,
Cuando es noche oscura.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando se masca tu presencia,
Cuando abruma tu ausencia.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando cuesta ir,
Cuando cuesta hacer discípulos.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando asalta el miedo,
Cuando da ganas de dar marcha atrás.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando no interesa nuestra oferta,
Cuando nos dicen “mañana te escucharé”.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando hacemos “chiringuitos privados”,
Cuando creemos que todo depende de nosotros.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando el cielo está lejos,
Cuando la tierra es desierto.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando llega el pesimismo,
Cuando solo vemos cizaña.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando miramos al cielo y no pisamos tierra.
Cuando pisamos tierra y no miramos al cielo.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando sin ti nos apañamos.
Cuando evangelizamos sin ti.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando no nos lo creemos.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando no te sentimos.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando en silencio lloramos desolados.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando buscamos tu presencia.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando olvidamos todo y de ti nos olvidamos.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando estás y nuestras manos no te alcanzan.
YO ESTOY CON VOSOTROS.

Cuando…
YO ESTOY CON VOSOTROS.

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