Llevaba meses luchando con un cáncer, muy consciente de su situación en todo momento, la ha llevado con elegancia y esperanza cristiana. Rezamos con alegría por él, nos encomendamos al Señor en estos tiempos difíciles, para que mande muchos salesianos trabajadores y alegres como él.
La comunidad salesiana y su familia sentimos su muerte y creemos en lo que Jesús proclama en el Evangelio: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá.”(Jn11, 25)
Damos gracias a Dios por la vida y la vocación salesiana de nuestro hermano Jósean, y le pedimos que lo acoja en su Reino.