D. Teófilo Oreja Domínguez, de 64 años, de la comunidad de Madrid-La Pagoda. Ingresado por contagio de la pandemia, evolucionaba bien durante las primeras semanas, pero no ha podido vencer en la batalla de esta vida. Pero sabemos que la Vida está ya brillando en esplendor con la gloria del Señor Resucitado en esta noche de Pascua.
Consciente hasta el último momento de su situación y de su regreso al Padre, pidió a su director Antonio Caño que lo despidiera con la bendición de María Auxiliadora. Sabemos, nos lo prometió Don Bosco, que cuando un salesiano muere habiendo entregado su vida a los jóvenes, la Congregación y toda la Familia Salesiana ha conseguido un glorioso triunfo.
La comunidad salesiana y su familia sentimos su muerte y creemos en lo que Jesús proclama en el Evangelio: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá.” (Jn 11, 25).
Le encomendamos al Señor de la Vida, y le pedimos que interceda por los que aquí quedamos, luchando y orando.
