D. Tirso, en el cielo, habrá recuperado todas sus habilidades manuales y ya estará en el taller, con San José, haciendo sus tareas y trabajos con la madera.
La comunidad salesiana y su familia sentimo s su muerte y creemos en lo que Jesús proclama en el Evangelio: “Yo soy la resurrección y la vida.
Quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá.” (Jn 11, 25).