A dos días de cumplir 90 años, Cayetano estaba en plena actividad, acogiendo a los grupos que llegaban a León para actividades formativas, haciendo gala de su buen carácter y mejor humor y llenando de carteleras la casa con los diversos motivos de celebración.
Para él suba nuestra acción de gracias al Señor por el ejemplo de su vida entregada y nuestra petición por su eterno descanso.
La comunidad salesiana y su familia sentimos su muerte y creemos en lo que Jesús proclama en el Evangelio: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mi, aunque haya muerto vivirá” (Jn 11,25)
Damos gracias a Dios por la vida y la vocación salesiana de nuestro hermano Cayetano, y le pedimos que lo acoja en su Reino.
Seguimos rezando al Señor y a nuestra Madre Auxiliadora que nos libren pronto de esta pandemia y que todos los enfermos se puedan recuperar.