Juan Carlos Pérez Godoy: “Hacia un verdadero espíritu de reforma”

2 marzo 2020


Al final de la segunda semana de Capítulo General, de nuevo, me dirijo a todos con afecto fraterno para compartir con vosotros las impresiones y vivencias de cuanto ha acontecido en estos días. Lo hago también muy unido a vosotros en la oración por los hermanos que pasan por momentos más delicados de salud, Paco Hernández y José Antonio Baños. Aquí junto a Don Bosco y nuestra Madre Auxiliadora elevamos al Señor nuestras plegarias por ellos.

Como ya os decía la semana pasada sigo viviendo con emoción y agradecimiento a Dios y a cada uno de los hermanos capitulares, el espíritu de comunión fraterna que estamos logrando crear en el desarrollo de la experiencia capitular. Somos una verdadera y auténtica comunidad que ora, trabaja, comparte y convive. 

Asuntos organizativos
Comenzamos la semana con algunos asuntos organizativos, desde elegir el sitio definitivo en al aula capitular –que es el teatro de Valdocco que han preparado muy bien para la ocasión-, hasta probar una vez más el sistema de traducción simultánea y el sistema de votación y la elección de los tres secretarios y los tres moderadores de las asambleas.  Todo a través del portal del CG28 creado ad hoc y desde el cual todos los capitulares podemos acceder a los contenidos, informaciones, orden del día, documentos, hacer aportaciones al tema, votar, apuntarse para las intervenciones en el aula, liturgia, etc.

Momento importante ha sido también la organización de las comisiones de trabajo. Estamos divididos en cinco comisiones, cuatro dedicadas al tema capitular –una de ellas solo en inglés- y una jurídica. El trabajo fundamental esta semana ha sido por comisiones, primero organizándose cada una de ellas eligiendo presidente, relator y secretario y organizando el trabajo de cada una de ellas. En la jurídica que es en la que yo estoy, junto con Nando, ya hemos hecho un primer estudio de algunos asuntos urgentes que serán presentados a la asamblea para su discusión.

Visión universal
Es interesantísimo el desarrollo de estos momentos donde cada uno puede expresar su visión y opinión sobre el asunto de que se trate con toda libertad; el respeto con que son acogidas por los miembros de la comisión las intervenciones de cada uno; la actitud de búsqueda del bien de la Congregación y fidelidad a Don Bosco que reina; la visión universal de los temas, pues la Congregación es una, pero no uniforme, hay una pluralidad de experiencias, contextos, historia… Os puedo asegurar que no solo sale uno muy enriquecido y conociendo más y mejor la Congregación, sino que hay momentos en los que uno se emociona al escuchar la experiencia y la vida, tantas veces heroica, que hay detrás de  cada propuesta.

En tiempo de Cuaresma
Lo más significativo de la semana y que, al menos para mí y en mí, ha marcado la actitud con la que se han y he afrontado personalmente los trabajos, ya muy intensos, ha sido el retiro del miércoles de ceniza. En principio debía haber sido en el Colle y en Chieri, pero debido a las restricciones establecidas por las autoridades, no podíamos desplazarnos en los autobuses y lo hemos hecho en Valdocco. En un clima de profundo silencio y oración, tuvo la meditación – y también presidió la Eucaristía- D. Pascual Chávez, Rector Mayor emérito. El título de la meditación: “Carta de Roma 1884: El Evangelio de Don Bosco”.

Conversión espiritual, pastoral y estructural
Una preciosa meditación en sintonía con la carta del Rector Mayor para la convocatoria del Capítulo General XXVIII, en la que nos estimulaba e iluminaba en la voluntad de dar una respuesta carismática a los jóvenes de hoy, a los más pobres y a los excluidos, y para la que son necesarios salesianos preparados y dispuestos a trabajar con la mente, el corazón y las manos de Don Bosco, y que acompañen a los jóvenes en el mundo del trabajo, en el universo digital, en la defensa de la creación, etc. Decía D. Pascual, “todo esto se convierte en una referencia a nuestros orígenes. La carta de Roma es el “Evangelio de Don Bosco”, respira el aire de los comienzos, que siguen siendo “normativos” y no simplemente “anecdóticos”, e invita a una conversión espiritual (a Dios), pastoral (a los jóvenes), estructural (haciendo que nuestras presencias sean más evangelizadoras para llevar a los jóvenes a Cristo y a la Iglesia). Y continuaba diciendo: “El peligro de hoy, como ayer, por el que Don Bosco escribió esa famosa carta, es la pérdida de la presencia física de los salesianos entre los chicos, de la capacidad casi connatural de comprender su cultura, y de un amor transparente, familiar y bueno que revela a Dios y los conquista a Dios”.

Y fue desgranando algunos de los aspectos más significativos de la carta: Saber utilizar el lenguaje del amor, comprender a los jóvenes, dar importancia a la felicidad, estar presentes, superar los formalismos y compartir la acción. Y añadía: “La carta-sueño de Don Bosco (…) deja en claro la dialéctica entre presencia del carisma y obra de servicios educativos o sociales” En Valdocco, ciertamente, había una obra, conocida y respetada por todos en Turín, floreciente, con cientos de chicos y decenas de salesianos, pero en ese momento la presencia del carisma languidecía en sus elementos fundamentales”. Y es que “Don Bosco daba mucha más importancia a la identidad, la vitalidad y la fecundidad del carisma que a la supervivencia de las obras”. Y concluía: “¡Solo si nosotros, adultos y ancianos, soñamos, los jóvenes podrán profetizar!”

Ser fieles a Dios, al carisma, a los jóvenes
Creo que este Capítulo trata de esto precisamente, de convertirnos personal, pastoral y estructuralmente. Durante todo el tiempo de oración personal y después de haber confesado, no hice otra cosa que pedir esto al Señor para mí: que convirtiera mi corazón para poder afrontar con la misma disposición de Don Bosco lo que Dios quiere en estos momentos de nosotros salesianos para ser fieles a Él, a nuestro carisma, a los jóvenes. Y es lo que pido también para cada uno de vosotros, mis queridos hermanos, para cada comunidad y para nuestra inspectoría. Algunos llaman a esto, y así lo creo también, un verdadero “espíritu de reforma”.

Y así, con este espíritu, he afrontado los trabajos de mi comisión y afrontaré el estudio de las propuestas de cada una de las comisiones sobre el tema, que a lo largo de estos días irán llegando.

Os seguimos recordando con afecto y os tenemos muy presentes. Una vez más, os pido –y sé que lo hacéis- que no dejéis de tenernos presente en la oración al Señor y a nuestra Madre Auxiliadora para que acompañen los trabajos del Capítulo General, y seamos dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo.

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