En el encuentro se ha abordado el papel del comunicador salesiano en la actualidad y la formación en herramientas sociales como Instagram y podcast.
Javier Valiente, delegado nacional de comunicación, dio la bienvenida y valoró la riqueza en comunicación de ambas inspectorías, así como el trabajo conjunto y señaló: “Podemos pensar en la comunicación como una obra Salesiana. Sobre todo, la conciencia compartida de trabajar coordinados”.
La VI Jornada de Comunicación contó con la participación de José María Rodríguez Olaizola, jesuita, sociólogo y escritor con gran proyección en redes. Fiel defensor del uso de la Comunicación y la Pastoral para tender puentes, unir a personas e ideas, Olaizola expuso los retos del comunicador cristiano y los desafíos que hay que sortear para lograr una comunicación en Internet al servicio de la palabra.
El comunicador cristiano debe vencer la tentación de las trincheras y tender puentes
Que la Iglesia debe estar y está en Internet no cabe duda. Actualmente el contenido católico en el mundo de la comunicación viene dado por un mosaico de presencias y comunicadores cristianos, pero no necesariamente con intención evangelizadora.
“La comunicación cristiana empieza con una actitud cristiana”, compartió Olaizola. Más importante incluso que los contenidos es la actitud. Para el jesuita, la mejor forma de estar en la comunicación es tender puentes, es decir, buscar espacios de diálogo y de encuentro y vencer las trincheras. “Hay comunicadores que han elegido jugar al juego de la división”, lo cual es un error, considera. “Se puede estar de una manera menos radical, menos apologética”.
Los puentes deben tenderse entre creyentes y no creyentes; entre diferentes sensibilidades dentro de la Iglesia; hay que tender puentes intergeneracionales; entre lugares; y el reto más importante, según Olaizola, “hay que tender puentes hacia los invisibles, los excluidos”. Esos puentes se tienden con los lenguajes, los contenidos y la actitud.
Olaizola considera que estamos saturados y es necesaria una reflexión más amplia, de fondo, así como crear estrategias a largo plazo y un contenido evangelizador de calidad.
Pero, ¿a qué dificultades se enfrenta el comunicador cristiano? Principalmente a las propias características de Internet: la inmediatez y el cambio constante que provocan falta de profundidad, “es difícil dar un contenido que vaya más allá de un titular o de 280 caracteres”. También al ‘emocionalismo’, “nos pesan mucho las críticas, y es necesario mantener la cabeza fría. En comunicación no se puede entrar al trapo del ‘polemismo’ porque destruye puentes”, explicó. Otro rasgo contraproducente de Internet es el analfabetismo digital: entendido como la cantidad de personas que no entienden lo que está leyendo, gente que responde a sus propias obsesiones.
“Una de las exigencias que se le hace al comunicador es definirte”, explicó. “Estar en tierra de todos cuesta porque la tendencia es polarizar”; en Internet “pesan más las voces estridentes y eso hace difícil escuchar voces ponderadas”, advirtió.
Al comunicador cristiano se le debe exigir tener una opinión informada, con capacidad de análisis; transparencia, frente a los que opinan ocultos tras un avatar y comunicar con una identidad personal y para ello “necesitamos trabajar perfiles”, pero eso no se consigue de la noche a la mañana.
Y, por último, el comunicador debe tener en cuenta para quién comunica y con qué fin.
En cuanto al público, Olaizola categorizó tres escenarios y diferentes objetivos: los ya convencidos. Con quienes hay que incidir más en lo que nos une que en lo que separa. Intentar abrir algunas fisuras en los pensamientos planos y ayudar a pasar a una fe más adulta. Los distantes –“en esta categoría estarían la mayoría de nuestros alumnos”, señaló-. Para ellos y ellas “hay que estar preparados para una nueva evangelización; crear contenidos que sean un primer anuncio”. Y los no creyentes, con los se puede abrir brecha.
Uno de los grandes retos que se le proponen al comunicador cristiano en esta nueva etapa de la comunicación es, además de la ya mencionada estrategia a largo plazo, el construir comunidades, “mucha gente busca un espacio de pertenencia mayor” y las redes ofrecen la posibilidad de crearlos.
Tras su exposición, en el tiempo de diálogo, Olaizola habló de sus proyectos más conocidos: pastoralsj.org y “Rezandovoy”, por su experiencia, un proyecto comunicativo tiene que tener un liderazgo, señaló.
De la teoría a la práctica
En una segunda parte de la Jornada se impartieron dos talleres prácticos: Instagram, “El éxito de la imagen”, para sacarle el máximo partido a esta herramienta y red social conociendo todas sus funciones y posibilidades. Impartido por José Luis García Moscoso y Manuel Serrano, de la delegación de comunicación.
Un segundo taller abordó el Podcast como herramienta para las entidades y presencias salesianas. Javier González, periodista de la COPE, explicó las posibilidades que tiene el podcast y guió a los participantes en su edición para hacerlo más atractivo y dinámico, y en la mejor forma de difundirlo, atendiendo a público y objetivos.
Las jornadas de comunicación son además de un encuentro formativo, un espacio de reflexión y de buenas prácticas compartidas.