Este año el tema escogido para ambientar el campamento ha sido ‘El señor de los anillos’. Así, a lo largo de los quince días que ha durado el mismo, la saga de Frodo, Aragorn o Gollum ha permitido a los chicos y chicas disfrutar del contacto con la naturaleza, desconectar de la rutina, vivir una experiencia de fe y conocerse a sí mismos. Tras la llegada al campamento, el primer gran reto fue el ‘raid’ por grupos, donde después de realizar una pequeña marcha tocó conocer a los compañeros y animadores que conformaban cada grupo de campamento.
A la vuelta del raid, la unión del campamento fue en aumento, lo que permitió disfrutar de juegos, actividades, momentos formativos, oraciones, Eucaristías, ratos de relax… Todo ello con el carisma salesiano que tanto caracteriza a estos campamentos: cercanía, atención a los chavales, experiencia de fe y de Dios, alegría por todos lados y saber disfrutar y aprovechar cada momento con la actitud que sea necesaria.
El otro gran reto del campamento fue la tradicional marcha de tres días. Así, la mayor parte del campamento disfrutó de una aventura por tierras pirenaicas que obligó al grupo a dar lo mejor de sí mismo para sobreponerse a todo tipo de adversidades: cansancio, molestias, falta de motivación. La marcha resultó todo un éxito gracias a la aportación de todos y dejó para el recuerdo momentos muy especiales: conversaciones intensas, vistas espectaculares, tiempo de relax en ríos y lagos, fotos que recordarán todo lo vivido, lugares a los que parecía imposible acceder…
Así, un campamento como el que se ha vivido en Parzán en este verano 2019 es de esos que no dejan indiferentes a nadie, ya que lo bonito es que lo vivido y lo descubierto pueda permanecer en las vidas de estos jóvenes durante el año. Se trata de potenciar aquello que les hace especiales a cada uno de ellos, y también de lograr que esos pequeños descubrimientos les hagan ser mejores personas en su día a día.
