Ciudad de los Muchachos da la bienvenida a Luis Manuel Moral

3 agosto 2019

Día 27 de julio de 2019. A caballo entre la fiesta de los abuelos, San Joaquín y Santa Ana, padres de la Madre, y la fiesta de los tres hermanos Lázaro, el ex-difunto, Marta, la del solícito servicio del hogar, y María, la de “la mejor parte”, celebramos la despedida "canónica" de Arturo Alonso y la bienvenida, no menos "canónica", de Luis Manuel Moral. Claro que estos dos salesianos tienen mucho de Marta y de María, pero no sabemos si más de Marta que de María, o de María que Marta.

¿Cómo lo celebramos? Con lo mejor que sabemos hacer, con un banquete, el eucarístico, y su posterior prolongación en un “ágape fraterno”. Y es que celebramos a Jesucristo, nuestro Señor, para dar gracias al Padre por el Espíritu Santo que se nos ha dado para la misión que se nos ha encomendado. Arturo y Luis Manuel son las dos caras de la misma moneda, que es la instalación del Reino de Dios en medio de nuestros destinatarios, los jóvenes y sus familias, en este barrio de Vallecas, en medio de esta sociedad.

La celebración litúrgica estaba presidida por el Inspector, Juan Carlos Pérez Godoy, y concelebraban Mariano Sáez, Arturo Alonso y Luis Manuel Moral. Entre los presentes, estaban también José Manuel, ecónomo inspectorial, y el director de Santo Domingo Savio, Manuel De Castro. Había representantes del Equipo Directivo de Ciudad de los Muchachos, de ADMA, del Club Deportivo, del Centro Juvenil y de los Salesianos Cooperadores y otros seglares y amigos de la obra; todo ello coronado con la presencia de los hermanos de la Comunidad Salesiana de Ciudad de los Muchachos.

Después de escuchar la Palabra de Dios, se dio lectura al documento de nombramiento oficial y a los artículos de nuestras constituciones que recogen la normativa a seguir en la celebración de estos acontecimientos. Entonces tomó la palabra el Inspector y desgranó una breve pero intensa homilía.

"Nunca nombro a un director para la comunidad de… -empezó diciendo el señor inspector-, sino para la casa de… Casa, porque somos familia”. “La gratitud -continuó explicando Juan Carlos- por el trabajo bien hecho y la disponibilidad y entrega incondicional de ambos son las claves para entender lo que estamos celebrando, empezando por la Palabra de Dios que acabábamos de escuchar. Y así, el significado del ministerio, como servicio a la comunidad y la elección de la persona a la que se encomienda este ministerio. Y, naturalmente, la contemplación de la figura del buen pastor, que está en la entraña del carisma salesiano. La cruz que recibimos el día de la profesión religiosa lleva, por una parte, grabada la imagen del buen pastor. Por la otra, lleva grabada la frase que le dijo Don Bosco a don Miguel Rúa, entre otras muchas recomendaciones, cuando lo envío de director a Mirabello: ‘Procura hacerte querer’”.

Finalmente, el Inspector, ante los nuevos retos y responsabilidades del inminente curso, les deseó que estuvieran siempre felices y contentos, y, en todo momento, como cantamos en el salmo, "que el Señor haga prósperas las obras de vuestras manos", concluyó.

El ambiente de alegría, de paz y de esperanza, cargada de ilusiones, ante el futuro que se nos ofrece de parte de Dios en su viña, que tiene tantos majuelos, alcanzaron su cenit en la comunión del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

Y, “después de la misa, la mesa”. Miguel Peña nos había preparado un magnífico ágape fraterno en el comedor del colegio, que prolongó en una muy agradable convivencia la celebración eucarística, haciendo realidad aquello de "qué hermoso es vivir los hermanos unidos".

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