¿Y la fiesta?: El emotivo recuerdo a Fernando Hernández en Urnieta

10 junio 2019

Urnieta, la localidad que un día acogió con los brazos abiertos a Fernando Hernández, despidió con un emotivo funeral al misionero salesiano asesinado en Burkina Faso el pasado 17 de mayo. El inspector, Juan Carlos Pérez Godoy, presidió la Eucaristía, concelebrada por otros sacerdotes salesianos y misioneros, en la parroquia de San Miguel Arcángel. Un gran número de fieles participó en la celebración; entre ellos, el alcalde de Urnieta, Mikel Pagola.

El provincial apeló al triunfo de la vida sobre la muerte en su homilía: "Fernando vive. Fernando está vivo. Fernando ha entrado en tiempo de resurrección". Y enlazó este mensaje con una actitud del misionero salesiano: "Decían allí que Fernando siempre complementaba sus ‘Mots de Bon Jour’, las palabras, a modo de saludo y de oración, al comienzo de la jornada, con su típico ‘et la fête’, ‘y la fiesta’, una manera de encarar la vida en su día a día como elemento de fiesta".

"Su sentido del trabajo bien hecho, su sentido del deber, de la austeridad, de la exigencia, de la obediencia a sabiendas de que iba a un lugar difícil… Todo ello, al final, dejaba en los chavales un eco de fiesta", aseguró Pérez Godoy. El fruto de esta actitud vital se vislumbró en su funeral en Burkina Faso: "La multitudinaria asistencia de gente de todas las edades, confesiones, familias religiosas, en un país donde una concentración de este tipo se considera peligrosa, nos deja el eco de su labor educativa y misionera reflejada en la atención a las personas concretas".

El inspector mostró, al grito de ‘eskerrik asko!’ (‘¡muchas gracias!’), su agradecimiento a la familia de Fernando, en especial a su madre Sabina, de 96 años; a los salesianos, a los laicos y a todos los portadores del mensaje de Jesús en medio de dificultades y persecuciones; y al propio Fernando por su entrega generosa: "Que esa entrega sea semilla de unidad en un mundo roto por la violencia. Que su entrega sea apertura de caminos para que Jesús siga entre  nosotros. Que seamos capaces de creer en serio que Fernando ahora sigue vivo y experimenta de cerca el mismo amor que el Padre Dios mostró a Jesús. Un amor que salva, que nos salva, que nos impide permanecer en la tristeza y la desesperación", concluyó.

El testimonio de la amistad
En los días posteriores a la muerte de Fernando Hernández, muchas personas han dado testimonio de su vida. Sergio Vallinas, amigo del misionero salesiano, es uno de ellos: "A mucha gente puede llamarle la atención que una despedida, que es un hecho triste, se vuelva alegría, “une fête”, porque Jesús nos enseñó la dicha de la Resurrección y la Vida eterna. Una fiesta por todo el amor derrochado, sí, DERROCHADO, que Fernando dio en todos sus lugares de misión, y que algunos pudimos compartir con él en tierras africanas", expresa. Sus palabras se pueden leer en esta crónica del último adiós a Fernando Hernández.

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