Los organizadores apuntan con agradecimiento: “siempre contamos con un grupo de padres que hacen que nos centremos y nos tengamos que preocuparnos de nada al ocuparse de lo logístico”. El lugar elegido ha sido la casa salesiana de Mohernando, un pecioso lugar donde encontrarse con Dios a través del silencio y la contemplación de lo creado.
“A lo largo de este fin de semana, continúan los protagonistas hemos podido ejercitar nuestro espíritu para empezar a Buscar y encontrar a Dios en todo, pese a todo, como se titulaba el retiro. Hemos meditado y rezado sobre el camino de nuestra vida y sobre la fe recibida; Sobre las aventuras y los compañeros del camino al que Jesús nos llama y sobre cómo Dios es la meta última de nuestra vida”.
Han sido días de inmersión en la experiencia salesiana de oración, alegría y convivencia familiar. Con momentos personales de oración, momentos enriquecedores de compartir la fe en grupo y momentos de convivencia fraterna y festiva. Una oportunidad para poner en práctica el imperativo de Don Bosco: “Servid al Señor con santa alegría”.
Cerraban los ejercicios la celebración de la Eucaristía. Guiados por el discurso de las Bienaventuranzas, fue una oportunidad para comulgando el cuerpo del Señor, “poner nuestras vidas en sus manos, y recibir fuerzas para seguir caminando: un camino que conduce al Amor”.
