Hace unos días, don Stefano Martoglio nos decía que "el corazón de una obra es la pastoral".
Pues bien, en sintonía con estas hermosas palabras a los miembros del Equipo General de Pastoral, hoy, 18 de febrero, los más peques del cole nos invitaban a todo el resto de alumnos y profesores a compartir nuestro corazón.
Claro que nuestro corazón, el corazón de la obra de Ciudad de los Muchachos, está vivo y está latiendo, y late con fuerza en Ciudad de los Muchachos.
Y los niños de infantil lo han descolgado con cuidado y lo han sobrepuesto sobre el "sol" de la gran pancarta "solidaridad".
Qué cosas tienen los niños. Pero esa es la razón fundamental de este gran acto conjunto de todo el colegio de la Fundación Benéfico Docente Ciudad de los Muchachos.
Si nos fijamos bien, la palabra solidaridad tiene mucha enjundia. Sencillamente porque es el resultado de la acción conjunta de la Paz la Justicia y el Amor. Si falta una de ellas, no es solidaridad. Ya lo sabemos: “en nombre de la justicia se pueden se pueden cometer las más grandes injusticias y crear las leyes más injustas que te puedas imaginar. Sencillamente retirando la paz y el amor. Por eso, las tres. No la primera, o la segunda, o la tercera, o tan solo dos de ellas, cuáles quiera que sean. Las tres.
Arturo Alonso, director de Ciudad de los Muchachos, lo explicaba muy bien, de modo muy plástico, a partir de esa palabra mágica: SOLIDARIDAD. El proyecto que hemos escogido se refiere a la Educación. Es un proyecto de Misiones Salesianas para la ciudad de Kenitra de Marruecos.
Se trata de un proyecto solidario conjunto, de toda la Ciudad de los Muchachos, para ayudar a garantizar la calidad educativa de 200 jóvenes, chicos y chicas, en situación vulnerable y de riesgo. Y es que si se reducen los costes de energía instalando placas solares, y se reparan y actualizan los talleres de prácticas de los jóvenes, entonces podrán acceder al mercado laboral. Es un reto muy actual ante la inmigración. Es un proyecto magnífico, para que estos jóvenes no tengan que emigrar en un futuro más o menos próximo, y buscarse la vida fuera de su país.
El lema que hemos escogido es una fórmula matemática y dice así: "educación = futuro". "Ahí es nada", porque la palabra solidaridad encierra en sí misma el sol de las placas solares. Lleva en sí el dar, el ayudar, el compartir. Y finalmente, lleva la personalización de esta actitud de entrega, de amor y de construcción de la paz. Sí, señores y señoras, señoritas y señoritos, la solidaridad.
Y ahí se nos quedó colgada en la gran pared de la terraza de cabecera del cole. Con un corazón sobre la "o" del Sol, latiendo fuerte; porque una actividad conjunta así, nos hace latir a todos al mismo ritmo de la paz, la justicia y el amor, por un mundo mejor.
