Pero, el día anterior a esta fecha, toda la Comunidad Educativo Pastoral de Ciudad de los Muchachos se reúne en torno a la mesa del Padre, para poner en sus manos toda nuestra labor educativa, nuestros alumnos y sus familias, nuestros proyectos e ilusiones, los problemas y dificultades…

Ha sido una misa muy participada, con una gran paz y alegría en el ambiente, salpicada con los cánticos animados por “los niños y niñas del coro” (Todos ellos maestros y maestras),  con guitarras y armónica… Aunque “las maracas de Machín” y la percusión se quedaron en el aula … 

La Eucaristía, presidida por Arturo nos ha puesto en la presencia de Dios y nos ha centrado en la extraordinaria misión que tenemos en el campo de la educación integral de nuestros niños y jóvenes. Hemos dado la bienvenida y acogida a los nuevos compañeros de trabajo, hemos recordado a los que este año no estarán con nosotros. Hemos felicitado a José Luis Llorente y Arturo por sus 60 y 25 años respectivamente de salesianos. Hemos participado con las ofrendas, los cantos, la oración de fieles, las peticiones de perdón y las demás moniciones y lecturas. Hemos escuchado la Palabra de Dios y la reflexión que Arturo nos ha hecho sobre la base de la Palabra de Dios, poniendo proa mar adentro con el calado de un gran iceberg, qué quiere expresar la profundidad de nuestra vida interior. Para, luego, preparar el Pan y el Vino y participar en la misma comunión.

Y, claro, la cosa no podía quedar ahí. Después de la misa, la mesa. Con Manolo Ratero al frente, supervisado por doña Luisa, un grupo de esforzados pinches cocineros y cocineras nos preparó una riquísima paella con ensalada, cacahuetes y gusanitos fritos(dígase gusanos), traídos de Tailandia. ¿Has probado alguna vez los gusanos fritos variados? No es broma. Son muy exquisitos, aunque de por sí, la cosa parece no animarte de entrada.

El buen ambiente y el espíritu de familia han sido todo un poema. A la sombra de los espaciosos pórticos del patio. Hemos disfrutado toda la comunidad educativo pastoral de la alegría, y la convivencia que tanto necesitamos también los educadores para sentirnos todos miembros comprometidos en la misma misión.