El propio grupo de cooperadores lo cuenta:
Con el trabajo de preparación, el tiempo dedicado a ella, la actitud de fe que sostiene la entrega necesaria para llevar a término esta iniciativa, así como los resultados económicos obtenidos, hemos tratado de contribuir a la financiación de alguno de los Proyectos promovidos este año. Así intentamos satisfacer necesidades de los niños y jóvenes para los que de diversas partes del mundo se ha pedido ayuda a los Salesianos Cooperadores de España esperando contar con su mano amiga.
Solemos comenzar la tarea en enero escribiendo, en primer lugar, a los bienhechores de comercios y entidades de nuestro entorno para pedirles ayuda con sus aportaciones monetarias o con objetos que sirvan de premios en la Tómbola. Ésta la inauguramos tres días antes de la fiesta de María Auxiliadora y durante los casi cinco meses que la preceden vamos preparando las cosas necesarias para ella, manteniendo así vivo nuestro espíritu misionero y compartiéndolo con miembros de ADMA y de la Parroquia que se prestan espontáneamente a colaborar con nosotros en esta iniciativa.
Una vez montada la Tómbola y puesta en funcionamiento, nos organizamos de modo que en momentos diversos todos los “Coopes” del Centro puedan tomar parte en los trabajos que lleva consigo.
Es de agradecer la entrega admirable de nuestra Coordinadora, manos, pies y corazón de la iniciativa, que con la preciosa colaboración de la Vocal de CSJM y de todos los hermanos que arriman el hombro según sus posibilidades, animan, sostienen y hacen posible esta forma no poco fatigosa de contribuir, año tras año, a financiar los proyectos promovidos por la ONG de los SSCC de España.
Es posible que el interés, el trabajo y el entusiasmo con que se lleva a cabo la dinámica propia de nuestra Tómbola de Estrecho hicieran desear un fruto crematístico que permitiera financiar mayor número de proyectos. Pero brindamos con gozo a la causa común 4.620 € de los 4.670 que este año se han recabado de la Tómbola Misionera. Cincuenta de esos euros han sido destinados a cubrir inevitables gastos colindantes en la preparación y ejecución de la iniciativa. Nos queda la satisfacción de pensar que después de la procesión de nuestra Madre, concluido el cántico de la Salve y apagados los resplandores de los fuegos artificiales, cuando las estanterías de la Tómbola quedan ya vacías, María Auxiliadora nos mira con cariño de Madre y, complacida, nos regala una sonrisa.
