Jornadas de Filosofía y Educación: Educar en espacios abiertos

26 marzo 2018

El tema de este año era continuación de los años anteriores que habían abordado los temas de educar en la familia y en la escula.


Las jornada contaron con tres interesantes ponentes: Jesús Rojano, Julio Yagüe y José Luis Lastra.


Jesús Rojano
 propuso como ejemplo la educación en un centro juvenil que practique la cercanía, el diálogo y la preocupación por el destinatario que frecuentemente se encuentra en situación de riesgo. 


La propuesta de lo religioso puede ser un eje vertebrador que vaya insinuando valores fundamentales que den sentido a la propia vida. Desde la calle el joven aporta toda su problemática compartida y vivida con intensidad, se trata de confrontarla con una respuesta integradora que le disponga a la apertura al Ser Supremo y al cultivo de la actitud de servicio y entrega por los demás.


Julio Yagüe
 presentó una descripción pura y dura de la situación actual de cambio con los matices de desorientación y revolución que conlleva. 

 

El joven puede sentirse perdido en ese marasmo de propuestas frecuentemente no bien armonizadas entre sí. Estamos ante la perspectiva de un mundo que aún no encuentra respuesta a esas preguntas nuevas. 


Nuestro mundo está abocado a una sociedad excluyente en la que los más débiles sufren los efectos de esa convivencia difícil. Se impone sondear propuestas para ayudar a una juventud especialmente vulnerable, cuyas ilusiones, a veces excesivas y pretenciosas, se van truncando sin solución de continuidad.


José Luis Lastra
 se inspiró en la propuesta del Papa Francisco para dar respuesta a tantas situaciones lacerantes de hermanos migrantes y refugiados; recordó en esta línea las acciones indicadas por el Papa: acoger, proteger, promover e integrar. 


Esta encomienda cuenta con una interconexión total en nuestro mundo, sin embargo una comunicación que siembra soledad y adicción en los medios compartidos. La multiculturlidad es una pero esa misma abundancia aportada siembra incertidumbre y perplejidad. 


Se vive festivamente en algunos momentos el encuentro pero queda como reto la superación del individualismo cultural, del chauvinismo social. Se yergue como propuesta la convivencia pacífica de intercambio generoso. La empatía con los otros grupos culturales ayudará a esa integración tan deseada. Siempre late la promesa de una presencia alentadora: Yo estaré con vosotros todos los días…

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