“Los Salesianos no podemos ni debemos olvidarnos de ellos porque han sido grandes bienhechores de la Congregación. Nos donaron fincas y al final de sus días ayudaron en la construcción del Teologado de Salamanca, donde se formaron varias generaciones de salesianos en sus estudios teológicos, que les llevó a ordenarse de sacerdotes a varios centenares de ellos”.

Sus restos fueron depositados en una capilla de este teologado, hasta que la Congregación tuvo que abandonar este edificio, depositando sus restos en la actual Casa de Carabanchel, cercanos al altar en el que diariamente se celebra la Eucaristía, y a la imagen de María Auxiliadora, nuestra Madre, de la que fueron muy devotos.

“Aquí les recordamos, en especial en estos días de su aniversario, y les agradecemos lo que hicieron por estas generaciones de salesianos. Nosotros seguimos pidiendo por su eterno descanso y que ellos continúen ayudando a la Congregación con su intercesión ante el Padre”.