Un hombre pacífico y en paz con Dios y con todos, incluyendo a sus secuestradores, e incluso capaz de bromear sobre la experiencia que vivió. Esta es la imagen que los periodistas y comunicadores de todo el mundo, que se reunieron en el ‘Salesianum’ de Roma han podido constatar del P. Tom Uzhunnalil, al escuchar directamente su conmovedor relato de su secuestro y de su liberación. Ambas situaciones han sido vividas con una profunda fe en Dios.
El misionero indio llegó temprano por la mañana y fue recibido por el Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime; el Vicario, el P. Francisco Cereda; algunos miembros del Consejo General; y muchas personalidades civiles y religiosas. Reenat Sandhu, Embajadora de la India en Italia, le ofreció una ofrenda de hermosas flores al P. Tom. Inmediatamente después se inició la rueda de prensa, moderada por el P. Moreno Filipetto, SDB. Presentó el acto el Rector Mayor, y como traductor del evento estuvo el P. Ivo Coelho, Consejero General para la Formación.
"¡Gracias! – expresó al inicio el Rector Mayor – En los últimos 18 meses no nos hemos sentido solos". En la breve introducción, reiteró lo escrito en su carta a la Familia Salesiana y recalcó su gratitud "a todos los que hicieron posible la liberación de nuestro Tom, por la oración, las plegarias y la cercanía".
Acto seguido, el P. Tom tomó el micrófono y ofreció su experiencia. Su primer pensamiento fue para las Misioneras de la Caridad que habían fallecido. "Doy gracias a Dios, y de verdad me siento muy contento de ver a las Misioneras de la Caridad presentes en este recinto. Les ofrezco mis condolencias". Por un momento, las lágrimas y la emoción no le permitían continuar.
El P. Tom siguió su narración y recordó el 4 de marzo de 2016, el día del ataque y del secuestro. "No lloré, no tuve miedo. Lo único que hice fue orar a Dios por las hermanas y por las otras víctimas. Dios ha sido misericordioso conmigo". Especificó que durante el ataque y el secuestro, los secuestradores se llevaron el tabernáculo, así que por algunos momentos "tuve las especies Eucarísticas muy cerca".
En repetidas ocasiones afirmó que nunca fue maltratado y agradeció las "oraciones y los sacrificios de todo el mundo". Aparte de la privación de libertad en la que se encontraba, podía dormir bien, le proporcionaban la comida necesaria, e incluso le ofrecieron una visita médica y las medicinas.
"El primer vídeo que me hicieron fue realizado un día después del secuestro". Había que determinar quién se preocupaba del secuestro, si era su familia, el gobierno o las autoridades. El P. Tom aclaró que sus secuestradores no estaban interesados en su fe, ya que nunca hicieron proselitismo.
Durante ese momento, el P. Tom pidió disculpas por lo que dijo sobre el Papa y las autoridades de la India, ya que estaba obligado a realizar y decir lo que los secuestradores le exigían. Manifestó que, cuando supuestamente parecía maltratado, era simplemente un pretexto para despertar el interés".
Narró varios detalles de lo que vivió durante los 18 meses de cautiverio. Explicó que fue cambiado de lugar en más de una oportunidad y que tenía problemas para saber los días y las fechas. Lo que sí explicó con fuerza es que en sus largas jornadas fueron dedicadas a muchas horas de oración: "Oré por muchas personas, por el Papa, por las Misioneras de la Caridad, por la Iglesia… Y también por mis secuestradores".
De su liberación, narró que los secuestradores habían planeado hacerlo un determinado día, pero la otra parte no apareció en la reunión. Al final, fue entregado a un conductor que lo llevó a Omán.
"Nunca he estado con el Papa Francisco y probablemente sin esta aventura nunca podría haberlo conocido ni saludado". De hecho, el P. Toma manifiesta que conserva recuerdos emocionantes del encuentro, sobre todo cuando el Papa Francisco besó sus manos, "aunque no me sentía digno de ello".
Al final de la rueda de prensa, el P. Tom pudo reunirse con un pequeño grupo de las Misioneros de la Caridad que llegaron específicamente para saludarlo. La reunión fue muy rápida, ya que el misionero no pudo encontrar palabras. Habló a través de las miradas y de los gestos con sus manos. Su voz fue perturbada por la fuerza de la emoción y el recuerdo por el asesinato de las religiosas. Su primer pensamiento fue para la única sobreviviente, la Hermana Sally. Luego, recordó a las Religiosas que se encontraba en Yemen y fueron asesinadas, por el único delito de servir a los más necesitados y a los más pobres de los pobres y consolar a los pocos católicos del país.
El Rector Mayor agradeció la participación de los periodistas y de todas las personas que estuvieron presentes para escuchar el testimonio del P. Tom. Manifestó también que el misionero permanecerá unos días en el Vaticano para realizar los chequeos médicos. Luego, regresará a la India, a su Inspectoría de origen con sede en Bangalore.