Relevos en la Parroquia San Martín en Santander

1 septiembre 2017

Nuestra parroquia, aunque pequeña en espacio, es grande en acogida. El pasado domingo 27 de agosto se fue llenando de personas y emociones para la celebración de la eucaristía, especialmente preparada para estas despedidas.

Cada una de las partes de la misa, con la participación y animación de nuestro coro, de familiares, niños y jóvenes, sus familias y numerosos feligreses de todas las edades, estaban llenas de alusiones hacia el motivo especial  de este domingo. Tanto el saludo inicial, como las peticiones, ofrendas, etc giraron en torno a los recuerdos y sentimientos cosechados durante tantos años compartiendo el día a día del barrio.
 
Ya en la homilía de Juanjo empezamos a revisar estos años juntos, cuando llegó a esta parroquia, en el año 2002 era un joven sacerdote, con mucha ilusión e inexperiencia y ahora que ha pasado el tiempo y su etapa ha llegado al final se pregunta si ha conseguido que con su entrega y el anuncio del Evangelio sus feligreses hayan llegado a un verdadero acercamiento a Jesús. Habló de agradecimiento por la acogida durante este tiempo y la colaboración y muestras de cariño. Se atrevió a pedir perdón por los errores y la falta de acierto, posiblemente en algunas circunstancias. Y llegado este momento reconoce que deja atrás, con mucha tristeza, a muchas personas, entre ellas grandes amigos, que han estado apoyando su proyecto. Se lleva su corazón lleno de nombres y vivencias.

Hacia el final de la celebración, Mari Carmen, nuestra presidenta de ADMA, les dirigió unas palabras de agradecimiento.

Respaldándose  en la canción de Don Bosco utilizó la definición de MAESTRO Y AMIGO para identificar la labor de Juanjo durante este tiempo. Como maestro de celebraciones, misas de familia, formador de jóvenes y padres desde las Primera Comunión hasta la Confirmación, emprendedor de obras y proyectos para hacer más agradable y viable la parroquia. Señalando  su buen carácter, favoreciendo la convivencia y amistad, animando campamentos, fiestas, celebraciones, excursiones, viajes. También el acompañamiento a los mayores y más necesitados.

A Usta lo definió como ANIMADOR en la retaguardia, de fuertes convicciones, suave en las formas y dialogante. Destacando, especialmente, la dedicación a las catequesis para niños y padres en la iniciación cristiana y acompañamiento  en los grupos de Lectura Creyente y Adma. Quedando en nuestro recuerdo su optimismo.

Después Pablo, joven animador de Grupos de Fe, quiso hacernos ver que las despedidas hacen despertar los recuerdos y al compartirlos volverlos a vivir. La maña que tiene Juanjo para hacer de las eucaristías momentos participativos  para los niños, lo cual ha hecho que él y muchos otros jóvenes vean de otra forma el mensaje del Evangelio. Esto ha hecho que seamos una comunidad viva y llena de niños y jóvenes. Ha sido nuestro Don Bosco.
De Usta destacó su energía, alegría y sencillez, dando un enorme impulso a estos grupos y destacando su labor con los más pequeños.

Llenos de emoción y con los ojos llenos de lágrimas terminamos la celebración, no sin antes, entregarles unos regalos de despedida y recuerdo de la comunidad parroquial.

Fotos para el recuerdo, abrazos, agradecimientos, buenos deseos y promesas de volver a vernos.

No nos olvidamos de dar la bienvenida a los salesianos que, a partir de ahora nos acompañaran. Juan Carlos Ingunza y Alfonso Villa.

Después de compartir la misa nos fuimos a compartir la mesa. Más de 150 personas nos desplazamos al restaurante Villa Pasiega, en Hoznayo para ahogar nuestras penas en una rica comida y una bonita sobremesa.

Más fotos y abrazos y la despedida final, porque al día siguiente partían ambos a sus nuevos destinos.

Mucha suerte en vuestra nueva andadura, Juanjo y Usta; y que el camino nos haga encontrarnos más veces.

Más momentos de esta celebración en ESTE ENLACE

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