El pasado viernes 28 renové mi profesión religiosa como salesiano de Don Bosco.

Fue un día de especial alegría. En primer lugar, por poder renovar mi sí a Dios, siguiendo a Jesús tras los pasos de Don Bosco. Y en segundo lugar, por poder hacerlo en un contexto muy especial: el cursillo de post-catecumenado, donde compartí un par de días con 9 jóvenes, 3 salesianos y dos animadoras (además de con toda la comunidad salesiana de Allariz que nos acogió estupendamente).

Fue precisamente en el catecumenado donde, en gran parte, mi vocación nació y empezó a crecer, y eso le dio un matiz muy especial y familiar a la celebración, pues desde quien hizo las veces del Rector Mayor (Xulio) y los dos testigos (Carlos y Segundo) hasta el último de los jóvenes asistentes, forman parte de mi camino, y de mi camino vocacional, desde hace muchos años: algunas como animadoras mías que fueron, otros como jóvenes que me "sufrieron" a mí como animador.

Por todo ello la palabra que me sale del corazón es gracias: a los salesianos que me han acompañado todos estos años, a los que fueron mis animadores y profesores en Lugo, a los compañeros de animación y de aula desde entonces, a mi familia, a los jóvenes que me he ido encontrando y, sobre todo, al Señor de la mies.

Rezad para que responda a la profesión que ayer renové con fidelidad y felicidad. Como termina la fórmula: "Tu gracia, Padre, la intercesión de María Auxiliadora, de San José, de San Francisco de Sales y de San Juan Bosco, y mis hermanos salesianos me asistan todos los días y me ayuden a ser fiel."

Más momentos de la celebración desde ESTE ENLACE