Arrancamos en Nájera y nos convertimos en peregrinos caminando hacia la casa de Somalo donde nada más llegar nuestros pies fueron lavados como en aquel Jueves Santo, como hizo Jesús a sus discípulos antes de celebrar la Última Cena.
Un gesto lleno de profundidad y sentido que nos introdujo en la Celebración de la Eucaristía donde conmemoramos la instauración de la misma, el Día del Amor fraterno y el Día del Sacerdote.
Una Eucaristía que dio paso a la exposición del Santísimo, en un silencio reverencial por la importancia del momento.
Tras la cena celebramos la Hora Santa, un rato precioso de oración pausada, pausada, tranquila que nos llevó a lo profundo se nuestro ser, que nos interrogó por nuestro camino de cristiano, introduciéndonos en el momento que estábamos recordando, que no era otro que la sufrida oración de Jesus en Getsemaní, donde se puso en manos del Padre para que se hiciera su voluntad.
Viernes Santo
Comenzamos el día con la noticia que habíamos vivido en día anterior: ¡Jesús, está preso!
Desde la conciencia de la continuidad de lo que habíamos empezado a celebrar el día anterior, nuestro primer rezo del día era una petición para tener fuerzas para acompañar a nuestro amigo y maestro en este día de sufrimiento y dolor.
Después de un reconfortante desayuno, nos pusimos a trabajar en grupos para la preparación del ViaCrucis que los iba a ayudar a recordar e interiorizar las lecturas de la tarde. En grupos de tarea y reflexión, donde niños, jóvenes y mayores compartían ideas, reflexiones, fuimos preparando cada una de las estaciones de nuestro camino a la Cruz.
Saliendo desde Somalo y hicimos un recorrido de 10 estaciones, y en cada una de ellas nos motivaba la reflexión/oración lo sugerido en los grupos de preparación. Llevar la Cruz, llevar a los otros, denunciar, renunciar, ayudar a levantarse, cargar con nuestras piedras,…..poco a poco fuimos volviendo al comienzo, Somalo, allí las dos últimas estaciones nos esperaban. Finalizamos en un espacio de silencio compartido, dando posibilidad de oración personal en las dos capillas y dialogo compartiendo en el patio.
Sobre las 16.30h. comenzamos de nuevo a preparar la celebración nos dividimos en grupos y empezaron los preparativos.
Una cruz oculta presidia un altar desnudo. Durante la lectura de la Pasión el silencio era compañero y sólo con las notas de algún canto se rompió para expresión de lo que estábamos viviendo.
La Cruz descubierta y cubierta de claveles rojos, que fuimos desnudando dando paso a la visión de los agujeros que estos dos maderos tenían. Agujeros que simbolizaban las heridas hechas por nosotros a este Cristo crucificado. Un beso, un abrazo, un inclinar la cabeza……cada uno un gesto de adoración. De nuevo silencio y oración.
Después de la merienda dos propuestas: la proyección de RESUCITADO y los pequeños estuvieron haciendo el detalle para los participantes. La película recomendable para quien no la haya visto.
Después de cenar. Oración ante la Cruz. De nuevo desde una Cruz desnuda y prostrada ya en el suelo, desnuda y visibles sus agujeros, el rezo, el canto y el ir revistiéndola de nuevo con sus claveles rojos, símbolo de nuestro querer llevar y ser parte de esta historia de salvación.
Silencio, oración y descanso
En la noche del Viernes Santo habíamos dejado la Cruz con flores rojas tapando las docenas de agujeros.
El Sábado Santo, de nuestra Pascua familiar y juvenil de Somalo, comenzó con una sentida oración en la capilla (delante de una cruz formada solo por las flores).
Más tarde se nos entregaron materiales para reflexionar en este día de Desierto y silencio. Entre ellos lo necesario para elaborar un plan de vida y para preparar la Confesión de la tarde.
Los que quisieron, que eran muchos (desde niños hasta veteranos), fueron llevados en coches hasta Navarrete para hacer una etapa del Camino de Santiago (unos 20 km) en actitud de desierto. Allí se nos dio un bocata, una pieza de fruta y un botellín de agua.
Cada uno siguió el ritmo que su cuerpo y su corazón le marcaban: se paraban donde querían para reflexionar, escribir, rezar. Otros se desviaban y entraban en alguna de las iglesias del camino.
Los que se quedaron en Somalo, especialmente los niños, también hicieron su Sábado Santo en actitud de Desierto.
A las 18,00 acabó esta preparación a la Vigilia Pascual con la celebración del Sacramento de la Penitencia.
… y después de recuperar las fuerzas con unas torrijas preparadas para la ocasión, nos dispusimos en grupos para preparar la gran noche, la gran vigilia. Unos preparaban el rito de la luz, otros la liturgia de la palabra, otros la liturgia bautismal, otros los diversos espacios de la celebración y los más pequeños una parte de la homilía….. se respiraba una gran ilusión y esperanza en cada uno de nosotros, ¡algo importante iba a suceder!
Por fin llegó: ¡¡¡ Jesús RESUCITA!!!
Las tinieblas se hacen LUZ. Dios toma la palabra: resucita a Jesús y resucitándolo, nos dice ese hombre tenía razón, nos dice que lo que Él hizo y dijo es lo que merece la pena pensar, decir y hacer. Con la Resurrección, Dios nos dice que el triunfo del bien sobre el mal está asegurado. Tenemos futuro. En la medida en que vivamos como Jesús iremos encontrando respuesta a todas las preguntas, a todas las dudas y nuestra vida se llenará de sentido y de esperanza.
Podemos vivir con serenidad: Dios está de nuestra parte, no nos abandona ni se olvida de nosotros. Al contrario, resucitando a Jesús no ha mostrado el camino de la plenitud, de la felicidad. Vivir como Jesús, seguir su estilo de vida es la respuesta final a todas las preguntas. Si Jesús Vive significa que el único Dios en quien merece la pena creer y de quien podemos fiarnos es el Dios del que nos habló Jesús, aquel a quien él llamaba Abba, Padre.
La noche se convirtió en una noche de ensueño, no de sueño. Comenzamos con la bendición del fuego y la procesión de la luz, alrededor de Somalo. Escuchamos con emoción el canto del pregón pascual, con el agua de fondo del chafarín , y continuamos con la liturgia de la palabra haciendo un recorrido como el pueblo de Israel, hasta la inauguración del nuevo testamento. En la entrada de Somalo mientras cantábamos se encendió toda la luz y el grito del gloria salía de nuestra voces, mientras la campana rompía el silencio de los campos y de la noche. La representación del evangelio en el patio nos volvía a recordar una noche muy especial.
La liturgia del bautismo, hizo que pudiéramos renovar nuestras promesas bautismales y comprometernos con Jesús resucitado de manera personal. Ya dentro de la Iglesia, los niños y niñas nos dijeron mediante una representación que tenemos que ser Testigos de la resurrección en el día a día. Santi Domínguez, que presidía la celebración, nos regaló una nariz de payaso como símbolo de la alegría profunda que salía de nuestros corazón. En la paz nos pudimos enredar unos con otros y enredar con Jesús.
Al finalizar la celebración, pudimos degustar un chocolate bien caliente, mientras nos felicitábamos la Pascua : Jesús VIVE, Jesús ha resucitado.
Algunos momentos de la Pascua de Somalo desde ESTA GALERÍA FOTOGRÁFICA, que iremos completando.