La principal razón es porque la filosofía del Camino de Santiago es otra; es una experiencia, no una actividad, y su objetivo es sacar lo mejor de cada uno y que además la persona se dé cuenta de cómo es en realidad. Solo ante la adversidad uno es capaz de reconocerse tal y como es y todo lo que puede dar de sí.
Expresiones como: "nunca imaginé que podría hacer esto", "me he reconocido", "no me hubiese perdonado no vivir esta experiencia"… Este es el secreto: no es una actividad que se hace y ya, es una Experiencia de Vida que marca, cambia y anima a seguir adelante en la vida y te ayuda a encontrarte.
Es un encuentro, en primer lugar con uno mismo, con tu YO más interno, ese YO que solo una persona conoce porque es lo más profundo de uno mismo. En segundo lugar, el encuentro con los demás, con personas que nada tienen que ver contigo y que al final se acaban convirtiendo en parte de ti, una familia distinta y que se aferra a lo más profundo de la persona, compartiendo desde el menor de los detalles hasta lo más profundo de cada uno.
Encuentro con ÉL, con Jesús, en un entorno inmejorable para reconocer la grandeza de la Creación, para reconocer a Jesús en los demás y poder así encontrarlo más fácilmente en uno mismo; Él es la fuerza, el ánimo, la alegría que, cuando peor se va en el Camino aparece a tu encuentro y te da ese influjo de energía que pensabas haber perdido.
Todo, para llegar a la meta, para contemplarte a ti mismo reconociendo tus debilidades, pero observando que con esfuerzo, ERES CAPAZ DE TODO y además con la ayuda del "de arriba", nada ni nadie te podrá poner límites.
Estas son las razones que nos llevan a ofrecer cada año, y Dios quiera que sean muchos, el Camino de Santiago en el colegio, no como final de un camino, sino como comienzo de la NUEVA VIDA que nuestros alumnos, hoy ya HERMANOS PEREGRINOS, tendrán que Caminar por sí mismos.
¡ULTREIA SANTIAGO! Y que Dios os bendiga y ponga en vuestra mente un canto de alegría y en vuestro (nuestro) corazón una luz de Esperanza que nunca se apague.