Han sido unos días intensos en los que hemos pateado cada rincón que fue testigo de la infancia, adolescencia, juventud y madurez del santo de los niños y de los jóvenes. Hemos podido poner “cara” a tantos nombres de pueblos y ciudades que conocemos por la biografía del santo: I Becchi, Castelnuovo, Morialdo, Chieri, Turín, etc…
El lugar de residencia ha sido la casa de Valcocco en Turín, donde Don Bosco se estableció de forma definitiva después de peregrinar con sus chicos por diversos lugares. Allí comenzó su obra, en torno al cobertizo Pinardi, allí fundó la Congregación Salesiana, allí construyó la Basílica de María Auxiliadora, allí está la habitación en la que falleció. Allí todas las paredes hablan, todo tiene un sabor distinto.
Especiales han sido los momentos de oración y de celebración que hemos compartido, y sobre todo el clima de familiaridad y convivencia que entre todos se ha conseguido desde el primer momento. En definitiva, una experiencia muy significativa que difícilmente vamos a olvidar.
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