La figura del salesiano Marcelino Olaechea Loizaga carecía todavía de un estudio que abarcara con rigor histórico las dos etapas de su episcopado y las enmarcara en el contexto de la Iglesia y de la sociedad española. Con el fin de profundizar en la trayectoria del que fuera obispo de Pamplona y arzobispo de Valencia, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo ha organizado un curso monográfico en el que han participado 15 salesianos de las inspectorías María Auxiliadora y Santiago El Mayor.
Al curso, celebrado en Valencia del 22 al 24 de febrero, con el título: “Marcelino Olaechea: iglesia, sociedad y política (1935-1966)”, han asistido un total de 55 participantes y unos 30 libre-oyentes. Se han desarrollado nueve ponencias de especialistas en el tema y una mesa redonda sobre diferentes iniciativas del obispo Olaechea.
El curso ha contado con la presencia de don Salvador Giménez, obispo de Lérida y don Antonio Cañizares, cardenal-arzobispo de Valencia, además de importantes autoridades académicas de la UIMP y de San Pablo CEU. Dicha iniciativa ha contado con el apoyo de las dos inspectorías de salesianos España, que han ofrecido 15 becas para participantes. Las ponencias han versado tanto sobre el contexto histórico como los episodios clave en la trayectoria de monseñor Olaechea y la labor desempeñada a través de sus obras sociales, su defensa de los derechos educativos de la Iglesia y su relación con el Concilio Vaticano II.
El salesiano Pedro Ruz, Licenciado en Historia de la Iglesia y secretario del curso considera que se ha abierto un camino para “recuperar la figura de Marcelino Olaechea. “Gracias a la implicación de diferentes instituciones y la participación de expertos hay un antes y un después en los estudios sobre Olaechea”.
El curso ha sido valorado con satisfacción. “Los participantes han reconocido el elevado nivel académico-científico de las conferencias y la competencia de los ponentes”, explica Ruz. “Los salesianos han comentado su admiración por la persona, para algunos casi sepultada entre los avatares de nuestra historia, y por la obra, casi desconocida en su real dimensión, del obispo salesiano Marcelino Olaechea”.