Oro: convertido en un trabajo y salario digno del día a día.
Incienso: para sentirnos amados por Dios, Dios del Amor.
Mirra: para vivir una profunda humanidad entre nosotros,
ponernos en lugar del otro, del que menos tiene.
Pidámosle al niño Dios de Belén que no dé algo de sus regalos.