El día 25 de octubre del presente 2016 fue uno de esos días que guardaremos en el recuerdo. Celebrábamos los 75 años de la bendición de la Iglesia de Mohernando, por la que han pasado tantas generaciones de salesianos, tantos jóvenes y niños y que ha dado frutos de santidad, con el testimonio de los mártires.
Comenzamos los actos inaugurando el nuevo espacio de entrada al templo, donde han colocado unos cuadros de Doña Rosario Díez de Rivera y Figueroa, Marquesa de Cirella, y de su hermano Don Diego, benefactores de la presencia salesiana de Mohernando en sus orígenes.
Acto seguido pasamos al comedor de la antigua comunidad, donde pudimos compartir mesa con el Sr. Obispo de Guadalajara, Don Atilano Martínez, que celebraba además su cumpleaños, el Sr. Inspector, Don Juan Carlos Pérez, el Sr. Vicario General de la diócesis, Don Agustín Bugeda, varios sacerdotes del arciprestazgo de Yunquera-Hita, donde el obispo está realizando su visita pastoral, el Sr. Alcalde de Mohernando, Don Sebastián Timón, los trabajadores de la casa y los hermanos de la comunidad salesiana de Guadalajara. El Sr. Director, Don José Carlos Sobejano, había preparado los distintos momentos, con detalles de recuerdo para los presentes.
Al terminar la comida, nos preparamos para la celebración de la Eucaristía. Nos presidió el Sr. Inspector y rememoramos el momento de la inauguración de la iglesia, hacía 75 años, ya que Don José Manuel del Bosque fue testigo presencial, y nos contó que presidió aquella celebración el Sr. Obispo de Pamplona, el salesiano Mons. Marcelino Olaechea, coincidiendo con la festividad de Cristo Rey del Universo, a pesar de que la iglesia actual haya experimentado diversas modificaciones en estos años. Don Juan Carlos nos sugería en la homilía a seguir construyendo como piedras vivas la historia de esa casa, de la que han salido tantas vocaciones y tantos hermanos santos.
Fue este un momento para el agradecimiento a tantos hermanos que han escrito la historia de Mohernando con letras de oro, entre los que destacan aquellos que dieran su vida hasta la muerte martirial.