Los excursionistas partieron repartidos en varias canoas desde el pueblo asturiano de Arriondas. La previsión meteorológica no falló, y el sol acompañó al grupo desde la salida hasta la llegada a Llovio.
Además del equipamiento necesario, todos asistieron a una explicación previa del remo en canoa, para saber cómo avanzar, frenar y girar. No obstante, "una cosa es la teoría y otra la práctica". En total, completaron un recorrido de 17 kilómetros, con paradas intermedias para reagruparse y coger fuerzas.
Como suele ser habitual en este clásico descenso, unos se movían a bordo de la canoa con gran agilidad, mientras otros trataban de coordinarse como podían. La actividad, no obstante, era el pretexto para pasar un rato agradable en buena compañía. Y en este sentido, todos remaron en la misma dirección.