“Cuando Dios es el centro de algo, la experiencia es siempre un éxito”

13 octubre 2016

 

No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Así comienza todo. Con alguien, que por amor, entrega su vida. De algo así, pueden surgir muchas respuestas pero sólo hablaré de una de ellas. La respuesta de veinte personas que, o por decisión propia o por consejo de directores de nuestro centro, dejan sus tareas y rutinas diarias, respondiendo a ese Amor y se dejan guiar durante una semana.

Veinte docentes de distintas etapas pero que comparten un mismo estilo de vida. Teniendo presente a Cristo, se entregan a sus muchachos con el ejemplo de un gran maestro: Don Bosco. Siempre he dicho que cuando Dios es el centro de algo, la experiencia es siempre un éxito. Y durante cinco días hemos recibido el regalo de una de esas experiencias que nos han cambiado como docentes y como personas.

Comenzábamos cada día con una pequeña oración para poner el día en manos de Dios. A continuación teníamos (después del desayuno), una ponencia sobre nuestras realidades pastorales y personales, sobre esas realidades en el momento actual y sobre cómo debe actuar el coordinador de pastoral. Después, cargábamos fuerzas con la comida y un ratito de descanso, para por la tarde comenzar con nuevas ponencias. Las tardes fueron dedicadas a La Palabra con la Biblia, el buen liderazgo de un coordinador de pastoral y el método del coaching. Terminábamos la jornada con alimento para el alma con la Eucaristía y para el cuerpo con la cena. Después de un rato de comunicación entre nosotros llegaba el momento de descansar.

En resumen, charlas en las que el amor de los ponentes a Dios y a los muchachos era tan grande, que era imposible no sentirlo con sólo mirarlos o escucharlos. Momentos compartidos donde, cada uno mostrando su realidad pastoral, era transmisor de compromiso y esperanza. Momentos de oración y eucaristías donde se hacía más presente aún su Entrega. Risas, paseos…que nos recuerda que nuestra fe es una fe Viva y Alegre. Cercanía y confianza, pues todos hemos decidido abrir desde dentro nuestro corazón y que se conozcan algunas de nuestras preocupaciones o miedos. Y al final, una MISIÓN. Pues lo vivido, no es para guardárnoslo sino para dar testimonio de ello en nuestras aulas, en nuestra vida.

Gracias a todo el que ha hecho posible esta semana y nos ha acompañado en ella. Gracias a los que nos han permitido en nuestros centros este regalo. Gracias a esas veinte personas que hemos sido compañeros y ejemplos. Y sobre todo, gracias a Dios por confiarnos a sus favoritos: los jóvenes y los niños.

“No basta amar a los niños, es preciso que ellos se den cuenta que son amados” Don Bosco

Maria Auxilio de los Cristianos, Ruega por nosotros.

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