El viernes, un pequeño grupo llegó con antelación para abrir la casa y tenerla preparada, y de esta manera, cuando el resto llegó estaba todo en orden. Enseñar la casa, asignación de camas, momento de charla y a cenar. Tuvimos una velada musical, donde alternando música para jóvenes y no tan jóvenes, pudimos disfrutar todos juntos de la noche.

Al día siguiente, aunque costó levantarse, teníamos organizada la visita a la Alfarería Naharro (Navarrete), donde pudimos ver cantidad de figuras y cómo se hacen en directo; y después, voluntariamente, se podía visitar una bodega.

Tras la comida, la tarde era libre, donde cada uno escogió qué hacer: ir a la piscina, dar un paseo por los alrededores, coger palos para la barbacoa, preparar la noche, echar la siesta… Y todo, para que a la noche pudiéramos disfrutar de una barbacoa en el patio seguido de una velada de Olimpiadas, donde cada uno debía ir disfrazado de un deporte. La velada comenzó con unos juegos “olímpicos” seguido de la entrega de medallas, y para finalizar, bailes y cantes.

Por último, el domingo celebramos la Eucaristía, comimos todos juntos paella, y tras recoger la casa, y dejarlo todo limpio, hicimos las maletas y nos despedimos hasta el año que viene.
Por supuesto, esperamos poder repetir el año próximo.

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