Partieron desde Abadín el 12 de julio, regresando a Madrid el 21. El Camino del Norte no es fácil, pero el esfuerzo, el compañerismo, la superación, la generosidad de unos con otros… han hecho que no solo se pudiera llegar a la meta, a Santiago, sino que la sensación unánime fuera la de haber vivido una experiencia espectacular.
Ha habido tiempo para todo: disfrutar de la naturaleza, saborear la amistad y el compañerismo, tener tiempo para uno mismo, rezar, conocer gente, hacer familia, disfrutar de alguna que otra ampolla… Además, en este Año Santo de la Misericordia, hubo posibilidad de ganar el Jubileo para uno mismo o para algún ser querido difunto. ¿Se puede pedir acaso algo más?
Es de agradecer la buena disposición de todos los participantes, la entrega absoluta, desinteresada y vocacional de los animadores y el cuidado siempre presente de Dios.
Ya no volverán a oír las expresiones: "mochilas al hombro" o "buenos días peregrinos", pero quedará siempre en la memoria de todos lo vivido durante estos días.
FELIZ CAMINO CONCLUIDO, FELIZ VERANO..