Naya es hoy una persona diferente. Hace un año fue rescatada del infierno. “Sólo recuerdo el dolor y la vergüenza”. Naya sufrió quemaduras terribles después de que la señora del hogar donde trabajaba la echara agua hirviendo. Naya nació en una familia pobre de una aldea india. Sus padres murieron siendo ella y sus hermanas pequeñas. Su abuela no podía hacerse cargo de todas y decidió venderla por 80 rupias (1 euro).
Como Naya hay nueve millones de niños y niñas en todo el mundo que viven como esclavos. “Una realidad a la que nos enfrentamos en 2016 y que debería avergonzarnos porque la esclavitud fue abolida hace más de 200 años”, explica Ana Muñoz, portavoz de Misiones Salesianas. Millones de niños y niñas son víctimas de personas sin escrúpulos que los utilizan para trabajar en minas, industrias, en fincas agrícolas, como trabajadores domésticos, para mendigar o para prostituirlos.
Para exigir medidas que protejan a estos menores, desde Misiones Salesianas, lanzan la
campaña ‘Rompe sus cadenas’. “La muerte de Iqbal Masih, por quien conmemoramos el Día contra la Esclavitud Infantil el sábado 16 de abril, parece sin sentido cuando pensamos en la cantidad de niños y niñas que aún viven en condiciones de esclavitud”, añade Muñoz.
La demanda de mano de obra barata, la pobreza y la falta de oportunidades, la desestructuración familiar y la pérdida de valores comunitarios son causas de que la esclavitud infantil y los abusos se sigan produciendo hoy en día.
En Colombia, en India, en Benín, en Costa de Marfil, en Malí… los misioneros salesianos se enfrentan a esta realidad y tratan de que los niños y niñas víctimas de la esclavitud tengan una segunda oportunidad. “Los misioneros acogen y dan educación a estos menores y les ofrecen un proyecto de vida”, explica Muñoz.