Miércoles de Ceniza

10 febrero 2016

La Palabra de Dios nos presenta la conversión como el logro cuaresmal por excelencia. Esta se ha de traducir en actitudes concretas, para que la vivamos con autenticidad y sin hipocresías: “Rasgad los corazones, no las vestiduras” (Jl 2,13). Será apropiado recordar que “ahora es el tiempo favorable, ahora es día de salvación (2 Co 6,2). Y el evangelio nos recalcará que la oración, el ayuno y la limosna son la garantía para que nuestra Cuaresma no se quede en pura apariencia (Mt, 6,3.6.16).

¡Otra vez la Cuaresma, Señor,
una Cuaresma siempre a punto y a destiempo siempre!
Puntual porque sé que necesito un momento de gracia
y tarde porque, a veces, pienso que para mí ya ha pasado la oportunidad:
en la calma agitada de mi alma
sigo llenándome de ruidos para no pensar en Ti.
Me miro, Señor, y aquí me tienes:
El mismo de siempre buscando excusas y justificaciones
para seguir cuidando más la fachada que mis cimientos.
¿Por qué viendo la luz prefiero perderme en la oscuridad?
¿Por qué necesitado de oración me escondo en la palabrería?
¿Por qué me cuesta tanto convertirme, Señor?

¡Otra vez la Cuaresma, Señor,
una Cuaresma siempre a punto y a destiempo siempre!
Puntual porque intuyo, una vez más, que ésta es mi hora,
el instante en que me llamas para acompañarte,
para iniciarme en el camino en cuyo horizonte aparece tu cruz,
para levantarme cuado los tropiezos de la vida me hundan en la tristeza,
para contemplarte, mi Dios, como el valor supremo de mi existencia.

¡Otra vez la Cuaresma, Señor,
una Cuaresma siempre a punto y a destiempo siempre!
¡Una Cuaresma en la que te siento a mi lado, Señor, caminando juntos!
¡Cámbiame, aunque los demás no lo hagan!
¡Cambia mi manera de pensar para que sea posible un entorno más justo!
¡Cambia mi relación contigo para que mi corazón no viva tan agitado!
¡Cambia mi relación con los demás y mis días se llenarán de amigos!
¡Cambia mi forma de ver las cosas,
y sentiré que tú, mi Dios, eres la razón suprema de todo!
¡Cambia las expresiones de mi fe
para que los que me rodean descubran en mí a un seguidor de Jesús!
¡Cambia mi cobardía y mi falta de compromiso
para que piense, hable y actúe empapado en el gozo de de la Pascua!

¡Otra vez la Cuaresma, Señor,
una Cuaresma siempre a punto y a destiempo siempre!
¡Una Cuaresma en la que te siento a mi lado, Señor, caminando juntos
el ilusionado camino hacia la alegría de la Pascua!

Isidro Lozano

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