El Santuario de María Auxiliadora de Madrid se llenó de jóvenes, miembros y amigos de la Familia Salesiana en el día de San Juan Bosco. El Nuncio Apostólico en España, Monseñor Renzo Fratini, presidió la Eucaristía con la que concluían oficialmente las celebraciones del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco.
En su homilía, Monseñor Renzo Fratini resaltó tres características de Don Bosco que resultan muy evangélicas: el respeto al niño, visto como "una persona única y valorando sus propias características"; la amabilidad (‘amorevolezza’), que, "tarde o temprano, movía el ánimo de los jóvenes que tanto amaba"; y la sencillez, "la autenticidad de la inocencia que no se mancha con el mal, que no pierde el optimismo, que confía siempre".
El Nuncio Apostólico señaló, haciendo referencia al Papa Francisco, que "evangelizar a los jóvenes comienza, y más en esta época, por descender a los desencantos que experimentan". Una tarea en la que "el método preventivo salesiano ayuda mucho". Y aclaró: "A los jóvenes, Don Bosco, en medio de la alegría, el canto y el juego, no les maquilló la dureza de la vida. Los llevó a Jesucristo y les enseñó que solo él es la fuente inagotable de la vida y que María es auxiliadora, para no sucumbir en ninguna oscuridad, en las pruebas que Dios permite".
Monseñor Fratini instó a la Familia Salesiana a mantener su compromiso apostólico: "Hijos de Don Bosco, seguid dedicando vuestra vida a los jóvenes. Estáis llamados por vocación a evangelizarlos, a fin de que sean testigos de Cristo, capaces de llevarlo a los demás".
También dedicó unas palabras a los jóvenes, a quienes animó a dejarse conquistar por Jesús, como les ha pedido el Rector Mayor en su último mensaje. Precisamente con una de las propuestas de Don Ángel Fernández Artime concluyó el Nuncio su homilía: "Os propongo que os acerquéis al desafío de aceptar la vida como donación y servicio, que sin duda os hará mejores y dará pleno sentido a vuestra vida".