Reconocimiento a los profesores de la Fundación Masaveu

13 enero 2016

 

Se trata de un reconocimiento que Corporación Masaveu tiene con todos sus trabajadores, y en este caso, especial a con toda la Comunidad Educativo-Pastoral del colegio salesiano de Oviedo por su compromiso con la educación a lo largo de más de 50 años, siendo el Centro un referente de la Formación Profesional en Asturias.

Este detalle ha sido recibido gratamente por todos y cada uno de los profesores, personal de administración y servicios y, cómo no, salesianos que llevan adelante el objetivo principal del la Fundación Masaveu, que como dicen sus estatutos: “es proporcionar, en el Principado de Asturias, a niños y jóvenes, una sólida educación general y una buena formación religiosa, moral y cívica, a la vez que una eficaz instrucción manual, técnica y profesional, que los capacite como ciudadanos y trabajadores”

Una gran conclusión al año 2015, celebrando el Bicentenario de Don Bosco y el 175 aniversario de Corporación Masaveu.

La medalla y su autor

Este distintivo ha sido realizado por uno de los escultores más importantes de nuestro país, D. Julio López Hernández, madrileño de origen y descendiente de una familia de orfebres e imagineros; tuvo en su padre, que fue profesor de Medallas en Bellas Artes, su fiente de enseñanza. Julio comenzó a dedicarse al arte de la medalla a partir del año 1955 y en sus obras muestra su gran eficacia para la estilización, la síntesis y la expresión de los valores simbólicos.

El anverso –con leyenda IN MEMORIAM- está dedicado al continuo interés que la familia Masaveu ha mostrado en el fomento de la cultura y del arte en sus distintas manifestaciones. Junto a un caballete de pintor sobresale la representación de La Virgen con el Niño de Murillo, obra emblemática de la Colección de arte y en su parte inferior un Ángel tocando una cítara, como emblema de la vinculación con la música. No podía faltar la representación de la fachada del edificio construido por el arquitecto Javier Aguirre en la ovetense calle de Cimadevilla entre 1882-85, el símbolo de la firma comercial, ni la alusión a la primera fábrica de cemento artificial que hubo en España (1898) y que el artista representa por medio de una nube que divide la medalla por su mitad. Por último, un Ángel que está sentado lleva en su mano los brotes de una flor cuyo resultado final será el logotipo de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, en la actualidad encargada de la difusión y conservación de tan prestigioso patrimonio artístico.

El reverso está dedicado a las diferentes actividades industriales, aunque hace un guiño a la música por medio de unas volutas que simbolizan los mástiles de violines, en clara alusión al Stradivarius propiedad de la Colección de arte. La propia leyenda de la medalla es bien significativa: BANCA MASAVEU, y cuyo anagrama ocupa una posición relevante y central. Junto a ella, un recipiente que sirve para mezclar líquidos en clara alusión a la actividad enológica. Como es lógico no podía faltar el símbolo de la tierra que acogió a Pedro Masaveu Rovira, y generaciones siguientes, la Cruz de la Victoria. Por último, una vid decora todo el perímetro de la parte inferior de la medalla, como símbolo de las Bodegas Masaveu para las cuales este artista ha elaborado una etiqueta especial para sus botellas de vino, en las que representa viñedo, edificaciones industriales y emblemáticas de la localidad donde se asientan.

 

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