Educar hoy y mañana. Una pasión que se renueva

23 noviembre 2015

 

Organizado con motivo del quincuagésimo aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Gravissimum educationis y el vigésimo quinto aniversario de la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae. Los contenidos de las ponencias, testimonios y comunicaciones ha desarrollado el lema del congreso: “Educar hoy y mañana. Una pasión que se renueva”.

La Congregación para la Educación Católica, consciente de la importancia de la educación y de la contribución que la comunidad cristiana está llamada a ofrecer en esta situación de emergencia educativa, ha querido relanzar, a través de este congreso, el compromiso de la Iglesia en el campo educativo. Los centros educativos católicos no sólo son “dispensadores de competencias”, sino que, por su misma naturaleza, se caracterizan por ser lugares de encuentro, de diálogo y de  crecimiento mutuo en un proceso de educación para la vida que se abre a los demás en la óptica del bien común.

En el desarrollo del congreso ha estado muy presente este punto de partida que a partir de los datos recibidos como contribución al instrumentus laboris que se había preparado, se ha organizado en torno a cuatro grandes focos: la identidad y la misión de las instituciones católicas, los sujetos de la educación, la formación de formadores y los desafíos/perspectivas para el futuro. El congreso concluyó el sábado en el sábado, 21, en el Aula Pablo VI, con la participación del Papa Francisco que decía a los educadores católicos que “no se pude hablar de educación católica, sin hablar de humanidad”.

La representación salesiana de los diversos continentes, tanto de salesianos como hijas de María Auxiliadora, cooperadores y profesores de nuestros colegios, ha sido importante. También en el conjunto de los ponentes hubo la participación de tres representantes salesianos, en el campo de la formación de directivos, el “couching” educativo y red de escuelas en América latina.

Han sido unos días intensos en los que hemos podido renovar nuestra convicción de que la Educación Católica, arraigada en la profunda relación entre la experiencia de la fe y la misión educativa y fundamentada en una identidad ligada a sus orígenes y a lo mejor de su historia, está llamada a dar lo mejor de sí misma como respuesta a las profundas necesidades de vida, plenitud y sentido del hombre y la mujer de hoy.

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