Nuestra mayor satisfacción como salesianos son los muchachos; verlos crecer, madurar y comprometerse es de una alegría inmensa. Ellos son la "alegría de la huerta". Pero a veces olvidamos que esos buenos frutos se producen por la buena tierra que tienen debajo. Ese humus son los educadores, y de ellos depende en buena medida que el "huerto" dé los frutos apetecidos.
La semana que concluye ha tenido precisamente esa finalidad: cualificar el suelo nutriente de nuestros agentes de pastoral. El programa ha tratado aspectos del Mensaje Cristiano (moral, cristología, sacramentos) y otros de carácter pastoral y bíblico. No menos importante en la experiencia, los momentos de convivencia, oración matinal y celebración de la fe.
La valoración de los participantes destacaba el contexto formativo intenso y con rigor, la cordialidad y calidad de los ponentes y sobre todo, el ánimo y las ganas que llevan de seguir trabajando en pastoral desde unas claves renovadas.
La inspectoría sigue apostando por la renovación y la mejora continua de las personas a través de una formación específica, según las necesidades de cada una de ellas y de nuestras casas.