"Dios bendice el amor humano, es Él el que une los corazones de dos personas que se aman y los une en la unidad y en la indisolubilidad", expresó Francisco en la homilía de la misa de apertura del Sínodo, haciendo referencia a las lecturas del día. Por eso, exhortó a "superar el mezquino egoísmo" y a vivir la misión del matrimonio y la familia "en la verdad que no cambia según las modas pasajeras".
El Santo Padre también hizo un llamamiento a no juzgar y a tener misericordia con quienes caen: "La Iglesia debe buscar al hombre, acogerlo y acompañarlo, porque una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, y en vez de ser puente se convierte en barrera". Y pidió al Señor "que nos acompañe en el Sínodo y que guíe a su Iglesia a través de la intercesión de la Santísima Virgen María y de San José, su castísimo esposo".
Ayer, frente a los padres sinodales, Francisco recordó que el Sínodo no persigue alcanzar consensos respecto a la cuestión de la familia en la Iglesia, sino que debe servir para escuchar la guía del Espíritu Santo. De no ser así, "todas nuestras decisiones serán solo decoraciones que en vez de ensalzar el Evangelio, lo cubren y lo esconden".
Durante las próximas tres semanas, obispos y expertos de todo el mundo hablarán sobre ‘La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo’ en el Vaticano. Toda la información del Sínodo de la Familia se puede seguir a través del portal oficial de la Santa Sede: http://w2.vatican.va/content/vatican/es.html