Sencillamente extraordinario. La Familia Salesiana de Salamanca vibró este sábado con ‘Voz de Dios’, el musical sobre la religiosa cantalpinesa Eusebia Palomino, Hija de María Auxiliadora, beatificada por Juan Pablo II. El aforo del Teatro Juan del Enzina de Salamanca se llenó de hijos de la villa que vio nacer a la ‘monja humilde’, así como de alumnos, profesores, religiosas del colegio San Juan Bosco otros miembros de la Familia Salesiana y gentes devotas de Sor Eusebia.
Tras el rotundo éxito cosechado en las sesiones ofrecidas por Andalucía a lo largo de este año, el grupo salesiano impulsor de esta obra, vinculado a la comunidad salesiana de Valverde del Camino (Huelva) y de El Pilar de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), ofreció ahora el musical a los salmantinos en una única sesión. Fue en Salamanca, en el colegio de las salesianas del paseo Canalejas, donde Sor Eusebia descubrió su vocación”.
Sobre el escenario, un elenco de actores formado por miembros de la comunidad educativa del Colegio de Salesianas Valverde del Camino (profesores, alumnos, padres, Familia Salesiana…), donde vivió y murió Sor Eusebia Palomino, deleitó a los espectadores del Juan del Enzina.
Los más de sesenta miembros que conforman el grupo estuvieron alojados en la casa salesiana de la calle Sancti-Spiritus durante ese fin de semana. El domingo visitaron Cantalpino y participaron en la Eucaristía con el pueblo antes de su regreso a Valverde del Camino.
Un tesoro escondido en el corazón
La idea de un musical en honor a Sor Eusebia comenzó a fraguarse en la casa de espiritualidad El Pilar de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), perteneciente a las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas). 2015 se presentaba como el momento idóneo para estrenar la obra, coincidiendo con el Bicentenario del nacimiento de Don Bosco y con la celebración del año de la Vida Consagrada.
Nacida el 15 de diciembre de 1899 en Cantalpino (Salamanca) en el seno de una familia pobre, Eusebia Palomino Yenes no tuvo una infancia fácil, pero en su casa nunca faltó la fe. En ocasiones, acompañaba a su padre, Agustín, a pedir limosna por los pueblos de alrededor. Él le inculcó un gran amor a Jesús. Todavía siendo una niña, Eusebia tuvo que abandonar el colegio para trabajar como niñera y poder ayudar a los suyos.
Más adelante, se marchó a Salamanca con su hermana mayor, Dolores, para seguir trabajando. Allí comenzó a frecuentar el oratorio de las Hijas de María Auxiliadora. Las Hermanas la invitaron a quedarse como ayudante. Poco a poco, se sintió llamada a dar un paso más en su vida.
La Madre Vicaria fue a Salamanca y aceptó a Eusebia como postulante. Realizó su noviciado en Barcelona y se convirtió en Hija de María Auxiliadora en 1924. Destinada a Valverde del Camino como cocinera y ayudante doméstica, realizó su trabajo ordinario de manera extraordinaria.
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