El objetivo era programar el curso con “tranquilidad y sosiego”. La Comunidad convivió con las hermanas trinitarias compartiendo la oración de vísperas, “impresionante la unción y la paz”. También contaron con la experiencia comunitaria de las hermanas, a través de Sor Esther que hablo sobre su vida en comunidad destacando unos valores imprescindibles para la misma: el perdón, la tolerancia, la escucha y la confianza.
Hubo tiempo también para establecer horarios y encomiendas, para definir el plan pastoral de la Comunidad: objetivos concretos y propuestas para dar respuesta a la realidad que se está viviendo, la emigración estuvo presente.
Días de encuentro, programación, tranquilidad y oración, buscando la voluntad de Dios en nuestras vidas y nuestra obra., para intentar ser cada día como Don Bosco, imagen de Dios para los jóvenes.