Árbol bicentenario

18 agosto 2015


Me gustaría poder describir al detalle con estas palabras el sentimiento que tuve y que tengo tras estos días de experiencia intensa y de aventura continua. Pero es imposible. Por más que reviso mi vocabulario, soy incapaz de encontrar las expresiones adecuadas que hagan transmitiros todo lo que ha sido esta movida. Y es que todo ha sido tan grande, tan bonito, tan… tan mágico; que dudo que haya palabras que consigan alcanzarlo. Pero allá vamos…

Podría decir que este viaje ha sido increíble por todos los lugares que hemos visitado y estaría en lo cierto; podría decir que este viaje ha sido inolvidable por la gente que he conocido y con la que he compartido toda esta locura y estaría en lo cierto; podría decir que este viaje ha sido enorme por todos los momentos únicos que ha habido y seguiría estando en lo cierto… Pero es que hay algo más.

Realmente ha llegado un punto en el que no nos ha importado la comida fría e insípida, dormir en el suelo poco y mal, las duchas heladas, las largas horas en autobús… Porque, como bien decía una pequeña lucense, todo esto ha sido compensado por todo el resto.

Sé que soy un poco pesado, pero me han vuelto a demostrar que la magia existe de verdad. Que no hay trampa. Que es real. Porque cuando el sueño de una persona de hace 200 años se hace cada vez más y más fuerte, haciendo que cinco mil personas tengan los latidos al mismo compás y vivan el mismo sueño que él soñó en su día, sabes que ahí si que hay magia.

Y es que no sabéis la cantidad de canciones en idiomas que no conozco he bailado. La cantidad de veces que he gritado que Don Bosco está presente. La cantidad de selfies que me he sacado con gente del otro lado del planeta. La cantidad de abrazos que he dado. La cantidad de veces que me he sentido como una grandísima familia.
Y es que dijo Don Bosco: "Dame almas, llévate lo demás". Y aquí estamos. Más de cinco mil almas cantando al unísono el cumpleaños feliz. Más de cinco mil almas asombrándose de lo lejos que ha llegado una persona. Más de cinco mil almas descubriendo a Don Bosco y descubriéndose a sí mismas. Más de cinco mil almas viviendo como, con y para lo mismo. Más de cinco mil almas felices chapurreando italiano.

Decía un buen amigo santanderino que Don Bosco se equivocó. Él dijo: "Tened presente que cuando yo estoy, soy todo vuestro, día y noche, mañana y tarde, en cualquier momento, hasta mi último respiro" y se equivocó. Porque ciento veintisiete años después de su último suspiro él sigue aquí. Realmente sigue aquí.

Así que muchísimas gracias Don Bosco. Por demostrarnos que la vida sigue creciendo. Por demostrarnos que más arriba siempre hay sol…

Por demostrarnos que te haces más fuerte con la fuerza de los años.

Fuente: Un naúfrago del silencio

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