Los nuevos vicarios episcopales de la Archidiócesis de Madrid tomaron posesión de sus cargos el 16 de junio, martes, en la capilla del Palacio Arzobispal, poco antes de mantener la primera reunión del Consejo Episcopal. El acto  estuvo presidido por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, quien recordó que la «gran tarea» de todos ellos es que la luz y el amor del Señor sean percibidos por todos los hombres.

«Yo no he querido buscar una página especial, sino la que hoy la Iglesia nos entrega para todos los hombres, para todos los cristianos, en esta lectura continua, en este capítulo 5 de San Mateo. El Señor quiere hacernos vivir desde un nuevo ser que Él nos ha dado con su vida y también desde un nuevo hacer que Él nos ha manifestado también con su vida. Somos hijos de Dios y como hijos de Dios reflejamos el amor de Dios en este momento. Un Dios que, como nos ha dicho el Evangelio, hace salir el sol sobre todos, buenos y malos, no hay distinción. Quiere que su luz, su amor, su misericordia, esté presente y sea percibido de alguna manera por todos los hombres. Esta es nuestra gran tarea, esta es la tarea de la Iglesia», explicó.

En este sentido, el Arzobispo remarcó que Nuestro Señor lo ha enviado «como pastor aquí a Madrid, por supuesto para cuidar a los que forman parte de la Iglesia, pero también para decir a quienes forman parte de la Iglesia que tenemos que ir con el rostro de Jesucristo a todos para que se den cuenta de que Dios los ama y quiere contar con ellos». «Yo os invito a todos a que, en este juramento que vais a hacer de fidelidad a Nuestro Señor, a la Iglesia, viviendo en comunión, hagamos ver a los hombres esto que nos dice el Evangelio: que Dios cambia nuestro ser y también nuestro hacer, nuestro modo de comportarnos y de estar junto a los demás. Que sepamos hacerlo percibir con la claridad y la fuerza de la Gracia de Cristo», concluyó.