Rubén Escribano, con Don Bosco para siempre

17 junio 2015

 

Natural de Fuenlabrada (Madrid), Rubén Escribano Caro profesó como Salesiano en el verano del 2009. Desde entonces ha vivido su vocación religiosa, con votos temporales, junto a los jóvenes de Burgos, Salamanca y Aranjuez. En poco más de una semana, públicamente y para toda la vida, realizará su Profesión Perpetua en la Congregación Salesiana.

La ceremonia estará presidida por el Sr. Inspector, Juan Carlos Pérez Godoy, y tendrá lugar a las 18.00 horas en la Cripta de Salesianos Atocha. Rubén ha querido elegir como lema de la celebración una cita del evangelio que refleja a la perfección lo que él ha ido viviendo en su propia experiencia vocacional: "Gratis lo recibísteis, dadlo gratis" (Mt 10, 8).

La Inspectoría salesiana "Santiago el Mayor" estará representada en la ceremonia por un numeroso grupo de hermanos Salesianos, familiares, jóvenes, animadores y amigos que unirán sus voces para dar gracias a Dios y al propio Rubén por su generosidad y entrega vocacional.

Desde Salesianos.es hemos pedido a Rubén que nos escribiera unas sencillas líneas sobre su propia historia de fe. Gustosamente ha aceptado nuestra invitación. A modo de biografía vocacional nos regala su testimonio creyente. Le agradecemos este detalle de familia, a la vez que le damos la enhorabuena por su compromiso decidido para ser en la Iglesia, como dice el artículo 2 de las Constituciones Salesianas, "Signo y portador del amor de Dios a los jóvenes, especialmente los más pobres".

¡Felicidades, Rubén! Zorionak, Rubén! Parabéns, Rubén!
Rezamos por tu felicidad y fidelidad vocacional.

 

Mi historia vocacional la resumiría en una experiencia de cercanía y paternidad de Dios.

Mi primera toma de contacto con los salesianos es prácticamente con 16-17 años, cuando me entero de que en el centro juvenil de Fuenlabrada, de donde yo provengo, tienen equipo de voleibol donde podía jugar. Desde el principio fue un ambiente donde me sentí acogido, donde pude crecer a muchos niveles, pero que también presentaba algunos interrogantes, sobre todo a nivel de fe. Yo vengo de una familia que no es católica y por tanto mi educación religiosa ha sido en mi infancia muy diferente a lo que se me presentaba.

Pronto comencé a ir colaborando más activamente en algunas tareas del centro. Me pidieron que formara parte del grupo de animadores para acompañar a los más pequeños y yo acepté encantado. Esta experiencia me ayudó a cuestionarme más sobre mi vida de fe. El ver el proceso del resto de animadores, sobre todo de las personas más cercanas, y el tipo de relación y de vivencia que transmitían fue el motor que me llevó a plantearme esto de la fe un poco más en serio.

Comencé a participar en algunas actividades como las pascuas, los ejercicios espirituales de animadores, las oraciones de los viernes que se hacían en mi centro juvenil y, sobre todo, comencé un proceso de acompañamiento – catequesis con el salesiano encargado del Centro en aquella época.

Paralelamente a esta experiencia de ser animador y de búsqueda, yo había comenzado a trabajar. Fueron unos años que me ayudaron a crecer más como persona y a la vez a ir descubriendo el proyecto que Dios tenía pensado para mí.

Este camino de búsqueda “termina” con uno de los momentos más importantes de mi vida. Tras unos años de muchas dudas y preguntas decido dar el paso y bautizarme. A raíz de este paso mi implicación personal y motivacional comienza a crecer y me doy cuenta que lo mío no es ganar dinero y tener una libertad económica y personal, sino que mi sitio está en el Centro, con los jóvenes. Tras otro proceso de acompañamiento más serio y de experiencias, decido dejar el trabajo, terminar mis estudios de bachillerato y comenzar la experiencia de aspirantado – prenoviciado. Tras dos años contrastando mi vida con la vida salesiana, decido fiarme de Dios y dar el paso para empezar mi experiencia en el Noviciado, un año intenso dedicado a enamorarse aún más de Cristo y de don Bosco. Profesé como salesiano de don Bosco el 8 de Septiembre del 2009 y tras las diferentes etapas formativas a día de hoy me encuentro a las puertas de entregar para siempre toda mi vida a Él, con el estilo de don Bosco.

Retomando la frase con la que comenzaba, decía que puedo resumir mi historia vocacional como una experiencia de cercanía y paternidad de Dios, porque cuando miro mi historia ahora soy más consciente de que su mano ha ido guiando mis pasos con el único fin de que descubriera el camino que tenía pensado para mí. Una opción que me hace feliz, que me llena como persona y como cristiano y que tiene la tarea tan bonita y tan difícil de llevar el amor de Dios a todo aquel que se encuentre conmigo.

Rubén Escribano, sdb.

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