Van der Weyden: Un genio de la pintura flamenca

27 mayo 2015

 

 

Javier Serna inicia su análisis diciendo: No se puede visitar un Museo en Europa sin una previa cultura y conocimientos religiosos del cristianismo; es algo que está incrustado en nuestras raíces históricas y ofrece poca discusión. Esto afecta a todos los europeos en mayor o menor grado. Al Prado de Madrid hay que ir equipados de un bagaje cultural cristiano básico que nos permita identificar lo más distintivo de nuestra fe. De lo contrario hay mucho que aprender de golpe; “los tiempos siguen cambiando” y no a mejor en lo que a  interés y el deseo de una cultura religiosa cristiana se refiere.

Roger Van der Weyden  es el más dramático de los pintores flamencos del siglo XV. Cuenta hasta dónde puede llegar el arte: cómo la pintura asume la retórica de la escultura. Es también un  pintor de escenarios e interiores, a los que renuncia quiere plasmar una imagen de culto y de contemplación concentrando la atención del espectador en el Calvario o en las figuras del Descendimiento. Como su coetáneo Jan van Eyck, él debió de descubrir, siendo todavía joven, que aunque era capaz de  pintar el mundo  natural con toda fidelidad, podía hacer algo más que imitar la realidad inmediata. Tenían tanta sensibilidad para el tratamiento de las formas y las líneas, que su composiciones, basadas  en armonías geométricas, llamaban la atención de inmediato y se grababa en la memoria. Sabía también cómo manejar el color y las formas abstractas para intensificar la reacción emocional del espectador, de modo que quedaran grabadas en su memoria. Podía representar cualquier cosa con un gran realismo, pero cuando le convenía ignoraba la lógica del espacio y la escala, pero desdibujaba la diferencia entre realidad y escultura.    

En el documento adjunto se puede disfrutar de una análisis detallado de los cuadros de la exposición, profundo y atractivo. El propio autor Javier Serna, propone: Vamos a entrar en el mundo de Van der Weyden: «Imagínate una puesta de sol. Hay un sol, algo está pasando  y ante eso, cada uno trata de vivir una emoción, un sentimiento. Los artistas, cuando crean, lo que en realidad pretenden es vivir ese estado y los amantes del arte buscan, detrás de las formas, experimentar esa armonía». Ponerse ante ciertos cuadros  “dejarse mirar aunque ellos no nos miren a nosotros es adoptar el puesto, la actitud interior de aquellos personajes que nos conmueven, que nos hacen sentir y vibrar, que suscitan dentro de nosotros lo más noble que nos constituye y hace humanos.

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