Santi Domínguez: Debemos seguir apostando por los jóvenes

21 abril 2015

¿Cuál es la finalidad del Centro Juvenil?
La finalidad del Centro Juvenil Salesiano es muy sencilla: ofertar a los niños, adolescentes y jóvenes de una zona una propuesta rica de educación integral en todos los sentidos. Una educación que se centra en la propia persona del niño, del joven, siendo ellos los protagonistas, una educación que se inserta en la sociedad y la transforma, una educación que apuesta por la fe y los valores evangélicos y, cómo no, una educación que tiene un estilo claramente salesiano.

¿Qué actividades promueven propiamente los Centros Juveniles Salesianos?

Las actividades que proponen los Centros Juveniles Salesianos a lo largo de toda la Inspectoría de Santiago el Mayor son muchas y muy ricas. Primeramente, apostamos por proyectos, por procesos de itinerarios de educación en la fe, itinerarios diversificados, donde los jóvenes sean protagonistas de su crecimiento, actividades de promoción del tiempo libre con actividades de gran convocatoria y, cómo no, también buscamos y apostamos por proyectos de atención a esos jóvenes, a esos niños con más necesidades, y apostamos por proyectos más sociales, de carácter socio-comunitario. Ahí es donde estamos insertos los Centros Juveniles, por lo tanto, una gran riqueza de actividades donde todos tienen cabida.

¿Qué pretendía Don Bosco en sus inicios con el Oratorio?

Don Bosco en los inicios del Oratorio buscaba la originalidad. Don Bosco situó a los Salesianos con un criterio que todavía hoy es vigente para cualquier Obra de la Congregación, sea Centro Juvenil, sea Colegio, sea Parroquia. Y es muy fácil: se resume en ser una “casa”, que acoge, donde todos tengan cabida; “patio” donde realmente todos se sientan amigos, donde puedan relacionarse, donde puedan encontrarse; “escuela”, que toda actividad, programa o proyecto que ayude para prepararse a la vida y, por supuesto, “iglesia”, donde el niño o el joven se pueda encontrar con Jesús, el Señor de nuestra vida. Con lo cual, “honrados ciudadanos y buenos cristianos”.

En los inicios del Oratorio acudían jóvenes con dificultades en la sociedad de Turín y Don Bosco pudo ser original aplicando el Sistema Preventivo. ¿Qué se les ofrece ahora a esos jóvenes que están en riesgo de exclusión social o en otras situaciones conflictivas en el marco del Centro Juvenil?
A estos jóvenes, a estos niños que se acercan con problemáticas o con alguna dificultad, lo primero que tenemos que ofrecer son espacios con sentido, donde realmente los Centros Juveniles sean espacios donde puedan crecer de manera integral, espacios donde puedan participar, donde puedan ser ellos mismos, donde, junto con otros, puedan ser los protagonistas de su vida. En definitiva, espacios donde los adultos puedan acompañarlos, estar con ellos, caminar con ellos.

Se podría decir que es una realidad cercana a las periferias, como quiere el Papa Francisco.
Nuestros Centros Juveniles están la mayoría de ellos situados en las periferias de las ciudades, en barrios muy concretos, donde trabajamos con clases muy populares. También el Centro Juvenil, de alguna manera, es la periferia de la obra salesiana, porque allí damos respuesta a niños y jóvenes fuera de esos tiempos más formales. No sólo en las periferias existenciales y físicas, sino realmente de atender a esos menores que tienen unas necesidades. El Centro Juvenil tiene que dar una respuesta actualizada. Yo creo que es lo que Don Bosco hoy haría.

En el caso de los jóvenes alejados de la Iglesia que atraviesan por una crisis de fe, ¿qué los propone el Centro Juvenil?

El Centro Juvenil es un espacio muy rico de convivencia de por sí en la fe. Una vivencia de manera comunitaria. La fe no es algo para vivir de manera individual. Puede ofrecer algo que es muy propio nuestro que es nuestra espiritualidad juvenil salesiana. Una espiritualidad muy alegre, muy festiva, cargada de mucho sentido, donde aquel joven que pueda tener dudas pueda acercarse a una imagen en sí de Iglesia un poco distinta a la institucional.

¿Es posible que el joven se divierta y se lo pase bien en un ambiente de fe?

Vivir la fe es para mí vivir la fe con alegría, con el sentido de fiesta, en comunidad, por lo tanto, esa fe no puede ser algo triste para el niño o el joven. Los animadores y animadoras de los Centros Juveniles salesianos, que viernes, sábado, domingo y toda la semana, trabajan con ellos hacen de su vida y su labor el mayor esfuerzo para que los niños y jóvenes se sientan muy a gusto. Lo acogen tal como es. Por ejemplo, los juegos ayudan a esa acogida. Sin una intencionalidad educativa en el juego no tendría sentido el Centro Juvenil. Nosotros transmitimos unos valores, el mensaje de Jesús, a través de ese juego, del grupo, del acompañamiento, de la experiencia de la comunidad.

¿Cómo se puede conseguir que el joven se sienta protagonista y amado, como lo quería Don Bosco?
Esta es una de las claves de nuestros Centros Juveniles el protagonismo juvenil. Dejar que el joven sea protagonista de su propio crecimiento. Los animadores y Salesianos acompañamos a recorrer ese camino, pero es el joven el que tiene que tomar las riendas. El Centro Juvenil tiene que ser cauce, espacio, para que ellos puedan ejercer su protagonismo en todos los sentidos. Nosotros podemos acompañar, estar con ellos, caminar con ellos, pero depende del joven su progreso y realización. Si se cumple esto, puede luego hacerse cargo de tareas propias del Centro Juvenil a nivel organizativo o a nivel de proyectos. Don Bosco apostó por el joven y nosotros también debemos seguir apostando por ellos.

Un estudio reciente afirma que los animadores mejoran su empleabilidad y facilitan la transformación de la sociedad, ¿a qué se deben esas mejoras de sus cualidades a nivel salesiano?
El Proyecto Reconoce, un proyecto que está liderando la Confederación de Centros Juveniles Don Bosco en España, junto con Didania y Scouts, pretende poner en valor las competencias que nuestros animadores y animadoras a lo largo de toda su acción en un Centro Juvenil van adquiriendo. ¿Quién no adquiere competencias juntándose, reuniéndose todos los viernes o los sábados? ¿Quién no lo adquiere estando con los niños, niñas y jóvenes en el día a día, en un campamento, en un proyecto social, en un grupo de fe? Liderar iniciativas, trabajo en equipo… son muchas de las capacidades y competencias que las mismas empresas reconocen. Nosotros queremos reconocer que esas competencias son válidas para mejorar la empleabilidad de los jóvenes. No nos podemos olvidar que la gran lacra y la gran crisis de nuestros jóvenes hoy es el paro juvenil. Don Bosco daría hoy una respuesta a esta dificultad desde los Centros Juveniles a esta falta de empleo juvenil. El Proyecto Reconoce es una de esas propuestas posibles.

¿Qué papel desempeñan los Salesianos en los Centros Juveniles?
Los Salesianos en los Centros Juveniles tenemos un papel importante, dentro de lo que es la Comunidad educativa. En ella, estamos los Salesianos, los jóvenes, animadores y familia. Es un papel especial de acompañar, de caminar juntos, de caminar con los jóvenes, apoyando todas sus iniciativas, fomentando el protagonismo juvenil. El Salesiano es el acompañante, el que está siempre, el que sigue motivando, el que en cualquier momento está a disposición. El Salesiano tiene que volver al patio en el encuentro con el joven, participando y apostando por el protagonismo juvenil.

En definitiva, el Centro Juvenil, como nos recuerda el nuevo marco de la Pastoral Juvenil Salesiana, es un lugar donde los Salesianos también, aparte de ser protagonistas junto con los jóvenes, somos receptores de los frutos en el Centro Juvenil. A los Salesianos, el Centro Juvenil nos hace volver a nuestros orígenes, a lo que quería Don Bosco, casa, patio, escuela e iglesia, que hacen que ese criterio nos valga para nosotros en nuestra vida y nos ayude a ser mejores salesianos.
 

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