Los sabores del sistema educativo salesiano

23 marzo 2015

Después de las presentaciones de los días anteriores y de la última sesión de trabajo, celebrada el sábado por la mañana en el Salesianum de Roma, el acto final del encuentro fue la Misa presidida por el Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime, quien hizo en su homilía una síntesis  de este importante evento en el año del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco.

A partir  de la liturgia del día y de la lectura de Jeremías, Don A. F. Artime hizo hincapié en que, mientras que el espíritu del mundo mira "derribar" al justo, los miembros de la Familia Salesiana por vocación están llamados a ser como los agricultores que preparan el suelo y a hacer crecer la vida. "¡Somos guardianes de la vida que crece!", dijo.

El Rector Mayor señaló a Don Bosco como modelo de educador para toda la Familia Salesiana, "profundamente humano" y "profundamente hombre de Dios".

Don A. F. Artime recordó que "nuestro sistema educativo es sustancialmente evangelizador". En algunos contextos, quizá no se puede decir literalmente la palabra "Jesús", pero siempre se dice implícitamente a través del testimonio de vida, con los valores del Evangelio, con la donación total. Y, allí donde es posible, anunciar a Jesús "explícitamente con la fuerza de  personas que aman al Señor de la Vida, el crucificado y resucitado por nosotros".

Otro llamado del Rector Mayor fue a estar con los jóvenes y para los jóvenes, ser "signo, expresión y sacramento del amor de Dios que les da un nombre, una historia, una misión, y nunca olvidar quiénes son", a diferencia de muchas situaciones y la realidad del mundo que tratan de "ningunear", cancelar, de hacer perder su identidad a los jóvenes.

En conclusión, el Rector Mayor ha reportado dos citas: la de Alberto Caviglia, que define el Sistema Preventivo de Don Bosco, su "antonomástico título" y "bondad erigido en un sistema"; y la intervención de Don Duvallet en la Conferencia Europea sobre el sistema educativo salesiano de Don Bosco en 1974: “El Señor ha confiado una pedagogía en la que triunfa el respeto por la persona, de su grandeza y de su fragilidad, de su dignidad de hijo de Dios. Preservarlo, renovarlo, enriquecerlo con todos los últimos descubrimientos, adaptarlo a estas criaturas y todas sus tragedias que Don Bosco no ha podido conocer. Pero, por amor de Dios, deben preservarlo. Cambien todo, pierdan, si es necesario, todas sus casas, pero conserven este tesoro”.

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