El Papa con los jóvenes refugiados del Oratorio salesiano de Estambul

1 diciembre 2014

"Queridos jóvenes, no se desanimen. Con la ayuda de Dios, sigan esperando en un futuro mejor, a pesar de las dificultades y obstáculos que ahora están afrontando". Son las palabras de aliento que dirigió el Santo Padre a este grupo de niños y jóvenes, procedentes de Irak, Siria, países de Oriente Medio y África.

El Papa se unió al sufrimiento de los refugiados, que se ven obligados a dejar "no solo bienes materiales, sino, principalmente, la libertad, la cercanía de los familiares, su entorno de vida y las tradiciones culturales". Además, hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que se solucionen los conflictos que obligan a tantas personas a abandonar sus países.

Ante la Comunidad Salesiana a la que se le confía la Catedral latina, Francisco señaló que "muchas organizaciones están haciendo mucho por los refugiados; me alegra particularmente la obra eficaz de los numerosos grupos católicos, que ofrecen ayuda generosa a tantas personas necesitadas sin discriminación alguna".

El Santo Padre sostuvo que la Iglesia Católica, "a través de la valiosa labor de los Salesianos, les es cercana y, además de otras ayudas, les ofrece la oportunidad de cuidar su educación y su formación".

Los Salesianos en Turquía
Los adolescentes reunidos con el Papa forman parte de los 600 refugiados acogidos en los centros salesianos. "Queremos responder a sus necesidades. Para no ver a estos chicos en la calle, decidimos reunirlos y hacer algo de escuela", sostiene en una entrevista el salesiano español Andrés Calleja, dedicado a la labor con los refugiados. Calleja explica que no solo atienden a niños y jóvenes, sino también a sus familias en un ambiente de alegría y confianza: "Ellos sienten que esto los prepara para el futuro y les da esperanza, los abre a un futuro más hermoso".

Foto: Daniel Ibáñez/ACIPRENSA.
 

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