Beato Artémides Zatti

13 noviembre 2014

Hoy, 13 de noviembre, se celebra la memoria del Beato Artémides Zatti (1880-1951), salesiano coadjutor. Partió con la familia de Italia, en busca de una vida mejor en Argentina, la tierra soñada por Don Bosco, descubrió su vocación salesiana, vivida en un servicio apasionado, competente y lleno de amor por los enfermos.


Sus casi 50 años vividos en Viedma expresan la historia de un religioso ejemplar, puntual en el cumplimiento de sus deberes comunitarios y dedicado totalmente al servicio de los necesitados.

Lo que dio profundidad a esto y que de inmediato impactó en quienes lo encontraban fue la figura interior de Artémides Zatti, la de discípulo del Señor, que vivió en cada momento de su consagración, en constante unión con Dios y en la fraternidad evangélica. El parecer de los médicos que estuvieron cercano a él durante mucho tiempo, en momentos profesionalmente delicados como las largas operaciones; desde las valoraciones de colaboradores y cooperadores; en las palabras de funcionarios públicos, como desde el testimonio de los hermanos, surge una figura completa, también por aquel equilibrio salesiano por el cual las distintas dimensiones se unen en una personalidad armoniosa, unificada y serena, abierta al misterio de Dios vivido en lo cotidiano.

Es admirable que, con las difíciles tareas que realizaba, Artémides Zatti nunca perdió el sentido comunitario, sino que siempre participó y disfrutó de la oración cotidiana, de los momentos de fraternidad en la mesa y de las ocasiones de compartir en la alegría de la familia, que en él se manifestaba de una manera especial. La comunidad salesiana era para él, lugar de la experiencia de Dios y de fraternidad evangélica.
 
La intercesión por el Papa Francisco
El 18 de mayo de 1986, el entonces P. Jorge Mario Bergoglio escribió una carta al salesiano sacerdote Bruno Cayetano para comentarle sobre su experiencia que había tenido con Don Zatti “con quien me hice muy amigo”, señaló.

En la misiva, el ahora Papa Francisco, relata cómo los jesuitas argentinos, y toda la Compañía de Jesús, tenían pocos hermanos coadjutores. Es en este contexto que conoce la vida de Artemide Zatti por medio de una conversación en el Arzobispado de Salta y de la lectura de una biografía.

“Me llamó la atención su figura de coadjutor tan plena. De ahí en más sentí que debía pedirle al Señor, por intercesión de ese gran coadjutor, nos enviara vocaciones de coadjutores. Hice novenas y pedí a los novicios que las hicieran”, contó el P. Jorge Bergoglio.

De esta manera, la cantidad y la calidad de las vocaciones de coadjutores aumentó considerablemente.

“Estoy convencido de su intercesión en este asunto, puesto que por el número es un caso raro en la Compañía. Como reconocimiento, en la 2da. y 3ra. edición del Devocionario del Sagrado Corazón hemos puesto la Novena para pedir por la Canonización de Don Zatti”, escribió el hoy Papa Francisco.

 

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