Este año la prueba benéfica apoyaba específicamente el trabajo de los misioneros salesianos en África Occidental para combatir los efectos del ébola en la vida de la población, especialmente en los niños y niñas que han quedado huérfanos o marginados a causa del virus.
La jornada comenzaba con la misa de la solemnidad de Todos los Santos en la Basílica de San Pedro presidida por el cardenal Angelo Comastri, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano.
Inmediatamente después, los corredores profesionales y amateurs comenzaron el calentamiento para las dos carreras, la de 10 kilómetros que constaba la prueba competitiva y los 3 kilómetros de la de aficionados, que comenzaron, respectivamente, a las 10:10 y 10:20 hora local, en la plaza de San Pedro, inicio y final de las carreras y bajo el lema Ébola-parémoslo ahora.
"Saludo a los participantes en la Carrera de Los Santos y a la Marcha de los Santos, promovidos respectivamente, por la Fundación Don Bosco en el Mundo y por la Asociación Familia Pequeña Iglesia. Me alegro por estas iniciativas que unen el deporte, el testimonio cristiano y el compromiso humanitario". Estas fueron las palabras del Papa Francisco después del Ángelus, resumiendo perfectamente el verdadero significado de la Carrera de Los Santos.
Este año volvió a confirmarse la tendencia de crecimiento en el número de participantes, con un total de 7.000 inscritos (5.000 profesionales y 2.000 amateurs) y un aumento en cerca de 1.500 participantes respecto a la edición anterior.
La victoria fue para los atletas de origen africano, los marroquíes Paul Sugut en categoría masculina y Claudette Mukasakindi en la femenina, algo nada inusual en los eventos atléticos, pero particularmente significativo en esta edición de la Carrera de Los Santos, que justamente dirigía su atención a África.
